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martes, 23 de agosto de 2011

LIBRO :SOL ENTRE LAS TINIEBLAS" DE SARA DANIELA CASTAÑO GRADO 8 COLEGIO BETHLEMITAS DE ARMENIA

SOL ENTRE LAS TINIEBLAS.

SARA LUCIA CASTAÑO CARDONA

ÁREA LENGUA CASTELLANA

PROFESORA NAIDU BOTERO

Profe gracias por motivarme a escribir esta historia

Introducción

En este libro quisiera mostrar que aunque a veces estemos perdidos y no encontremos una salida en las situaciones mas difíciles que se nos pueden presentar, siempre habrá un ángel que nos guiara y que nos acompañara en nuestro recorrido mientras que encontremos como volver a llevar el rumbo de la vida, incluso cuando ya tengamos claro nuestro recorrido y en algún momento de olvido de nosotros mismos, no nos dejará solos en ninguna situación simplemente siempre va a estar con nosotros para acompañarnos siempre.

El Fin

Y se fue, sin decir palabra alguna, simplemente me dio uno de sus suaves besos en la frente y se marchó.

Lo recordaré muy bien, cuando apareció de la nada, en el peor momento y en el de más confusión, cuando estaba perdida y no encontraba otra salida que esa, y cuando con solo recitar alguno de sus poemas o con solo decir unas pocas palabras de aliento, me hacia entrar en razón, hasta el ultimo momento.

Su nombre, significaba una gran parte de dulzura, con otra parte de sabiduría y solo un pequeñísima parte de amargura, su nombre…siempre lo recordare, pero por ahora, Perfección.

Me arrepiento de haberlo dejado ir, como si nada, como si no me importara, como si fuera algo sobrante en mi vida, que por supuesto, No lo es.

No me prometió que volvería, ni que nos volveríamos a ver, solamente me entrego una carta que me hizo prometerle que no leería hasta cumplir los 365 días, no se muy bien a que se refirió con “Los 365 Días” y tampoco pude esperar.

Un verdadero rayo de luz, un verdadero sol entre las tinieblas apareció en mi, apareció en el momento indicado, en el mas preciso, en el mas justo, el momento donde supe que tendría que ser el final de todo, todas las peleas, todas las angustias, todas las felicidades esporádicas y todo lo que precisamente me sucedía, tendría que acabar. Allí llegó él, con su chaqueta de cuero negra, su camisa blanca y sus jeans, con su perfume con un olor a vainilla con un toque de canela o un aroma amargo como la rabia o suave como la tristeza o simplemente un aroma neutro como la tranquilidad. Exactamente a las 2:37:45 de la mañana el estaba allí, no se como me encontró, no se como sabia quien era yo, pero antes de caer me sostuvo con sus manos suaves en mi cintura y me empujo hacia atrás, tan suavemente como el vuelo de un ave.

Todo él era algo tan preciso, tan perfecto, tan suave en su forma de ser, pero lo que mas admiro de él, su coraje, su valentía, y sobre todo el cariño y el empeño con el que lo hacia.

Mi nombre, Kayra Ay, mi nombre no tiene un significado en especial, pero mi apellido significa Luna, una vez alguien me dijo que a la luz de la luna mis grandes virtudes o mis más escondidos temores saldrían a revelarse contra el mundo.

Vivo en Turquía con mi madre, mi padre y mis 7 hermanos, no todos de padre y madre, solo somos dos hijas mi hermana menor Iris y Yo.

Mis otros hermanos vienen de diferente mujer cada uno, y a decir verdad, me parece un total irrespeto a mi madre, pero ella me recuerda siempre que si le reprocho algo a mi padre podría salir herida.

Mi familia y yo no practicamos la religión que aquí se ve, no somos musulmanes ni nada por el estilo, simplemente creemos en Dios, mi madre dice que esa religión no le gusta, pero mi padre insiste en que nos unamos a ella, desde allí empezaron las peleas.

Para mí no es raro que peleen, siempre es lo mismo, todas las noches los escucho gritar en mi cuarto junto con mi hermanita, se oyen gritos, golpes y llantos; pero cuando ya ha pasado todo mi madre va a asegurarse de que estemos bien, mientras Iris y yo la vemos asustadas con varios golpes en su rostro y brazos.

Mi madre siempre nos calma diciéndonos que esto cambiará y que nunca mas tendrá que ser así, nos duerme cantándonos una de sus canciones de cuna, las que le cantaba mi abuela cuando ella estaba de la edad de Iris. Aunque logra que Iris se duerma yo sigo pensando que pasará, si al otro día mi madre despertara, o dormirá en el sueño eterno.

A veces para calmarme y relajarme toco el piano, me entretengo mucho haciéndolo, y cuando toco las canciones es como un sueño, un sueño del que nunca quisieras despertar, es como estar en tu propio mundo y que existan las cosas que siempre soñaste, me entretengo tanto que me olvido de que vivo en un mundo así, un mundo lleno de guerras, peleas, corrupción, engaños etc. Y prefiero estar en mi lugar feliz, donde soy libre de mis pensamientos, tengo libertad de opinión y donde principalmente pueda ser feliz. Tocar el piano en frente del mundo entero, es mi sueño, que me aplaudan y me admiren, que sientan lo que yo siento al hacerlo, y se animen a cambiar el mundo, para que todos podamos ser felices

Pero, mi historia real es esta:

Era una noche gris azulada, rara para la temporada, en la que mis padres peleaban, todo por mi culpa, ya que mi padre me encontró fuera de mi hogar a las 10:00 p.m, estaba llegando a mi casa de la casa de una amiga y me agarro del brazo fuertemente y me empujo hacia la casa, me sentó en una silla pequeña e incomoda donde si no fuera por mi madre, me hubiera abofeteado. Cuando mi madre le negó a mi padre que me golpeara mi padre empezó a gritarle y a decirle palabras insultantes, yo estaba tan hasta el límite de que ellos pelearan, así que decidí escaparme de mi casa hacia un lugar donde me sintiera igual que en el piano, feliz, sin preocupaciones; me dolía dejar a mi madre y a mi hermanita, pero tenía que hacerlo, así que abrí la ventana de la ultima habitación de la casa y salí corriendo de allí. En ese momento me detuve a pensar, que sería de mi madre si se da cuenta que ya no estoy, y después pensé: “Ella estará mejor sin mí, al fin y al cabo todos los golpes que ella tiene… son culpa mía”

Entonces sin pensar más, huí, nunca corrí tan rápido en mi vida como aquel día, que mi cielo gris azulado se torno negro sin estrella alguna.

Y llegue al lugar donde menos me esperaba encontrar, un lugar oscuro, sin ninguna persona a la vista, un callejón vacio y el más peligroso también donde encontré a una persona que hace mucho tiempo no veía, a mi tía Zarifah, la vi recostada en una esquina, con cara de felicidad y después con cara de nostalgia y tristeza, tomaba algo que la hacia sentir bien, hasta que me hablo y recuerdo perfectamente bien lo que me dijo: “Kayra… que haces aquí pequeña niña” y le respondí:

- Zarifah, cuanto tiempo sin verte! Y salí corriendo después de decirle aquellas palabras.

Llegue a un lugar donde todos los que veía estaban fumando o tomando bebidas alcohólicas, hasta que mire a mi alrededor y cuando regrese al frente había alguien delante de mí que me miraba fijamente a los ojos hipnotizándome con la mirada, y de inmediato sentí un pinchazo en mi brazo derecho. Me sentí… Feliz, estaba en mi propio mundo, el mundo que imaginaba cuando toco el piano, mi mundo feliz, donde podía ser lo que yo quisiera y tenía todas las fantasías deseadas, un lugar donde nadie me hacia sentir mal, un lugar lleno de colores, un lugar perfecto.

Hasta que volví a la realidad y vi un mundo totalmente distinto, un lugar deprimente donde todo era tristeza y amargura, un lugar peor del que vivía, así que salí de allí lo más rápido que pude hasta llegar a otro lugar donde me pudiera sentir bien, o al menos tratar de hacerlo.

Llegue a un campo, lleno de flores, pero estaba de noche y no reconocía sus colores. Aquella noche era tan deprimente que decidí dejarme caer en el suelo hasta esperar a que llegara algo a mis pensamientos, espere horas y horas, no tenia un reloj para verlas pero sabia que había pasado demasiado tiempo, hasta que decidí volver a casa.

Caminé demasiado tiempo, al menos el suficiente para convencerme de que mi vida era un asco y todo lo que le pasaba a mi madre era culpa mía, mía y solo mía, sentía ganas de llorar en esos momentos hasta que recordé como era sentirse tocando el piano, pero no fue suficiente para sentirme a gusto.

Llegué a casa, estaba oscura, era deprimente verla y traté de entrar pero la puerta estaba cerrada, entonces decidí entrar por la ventanilla de la ultima habitación; entré y revise todas las habitaciones, al parecer todo estaba en su lugar: mis hermanos estaban dormidos, mis padres también, pero Iris no estaba en su cama, fui a buscarla por toda la casa hasta que la encontré en la cocina escondida en un rincón, le pregunte:

- ¡ Iris ¡ Que haces ahí escondida, te he buscado por toda la casa muerta de la preocupación – La miré, cuando ella me miró fijamente a los ojos y me dijo:

- Solo… te estaba esperando, no quería dormir sola, tenía… miedo, mama no vino como todas las noches, pero tampoco salí, porque no quería ver lo que pasaba. – Iris lloraba desconsoladamente – Kayra, ¡quiero a mama! Quiero que este bien, la quiero conmigo. – Mi hermanita seguía llorando cada vez mas alto, y le dije para calmarla:

- Mamá esta bien, solo tienes que calmarte, sabes que siempre me tendrás a mí y conmigo nunca nada te pasará, porque yo siempre te protegeré, siempre estaré a tu lado y nunca, nunca nos separaremos. Lo prometo – En ese momento Iris me miro fijamente a los ojos, se levanto y me abrazo lo mas fuerte que pudo, fue un abrazo como si nunca me quisiera soltar, la abrace y le dije cuanto la quería, de verdad la quería demasiado como para dejarla sola en un momento como este.

Fuimos a dormir, pero Iris todavía estaba alterada así que le cante una canción de cuna, y se pudo dormir. Por otro lado, yo empecé a pensar lo cruel que era el mundo y que necesitaba hacer algo pronto, así fuera lo ultimo que hiciera, se que sonaba mal, pero era lo que sentía, era lo ultimo que quería hacer, quería cambiar el mundo y después irme, como una mariposa, que vive una vida corta pero hermosa, una vida en la que solo vuela y admira el mundo, lleno de colores y campos llenos de flores, bosques verdes como las copas de los arboles o volar por el cielo azul lleno de hermosas esponjosas y suaves nubes blancas; Quisiera vivir como una mariposa y admirar el mundo tal y como es, no como lo veo, quisiera verlo así, Aunque sea tan solo una vez, e irme como la hermosa mariposa… La hermosa mariposa Kayra.

La mañana era gris, lluviosa y cubierta de nubes casi negras, mi abuela siempre decía que cada que se encontraba el cielo triste era porque una tragedia iba a pasar. Mientras mi hermana dormía yo fui a la cocina por algo de beber, cogí un vaso de leche del refrigerador, lo bebí y sentía como el líquido frio bajaba por mi cuerpo, y pensé si ponerme fría seria la solución a todo, entonces para no sentirme mas así, salí hacia el lugar donde mis sueños se habían podido cumplir en mi mundo, Aquel frio oscuro y tenebroso callejón se habría convertido en mi lugar feliz.

Salí mientras mis padres y mis hermanos dormían, Total, todavía estaba muy temprano, entonces nadie se daría cuenta de que no estaba. Salí, pero no sabía hacia donde dirigirme, deje que mi mente me guiara.

Llegue hacia el lugar correcto, o simplemente había visto el letrero que vi la otra noche, que decía el nombre de aquél callejón, lo recuerdo tan bien como si hubiera pasado toda mi vida allí, su nombre era Yol Mutluluğu, que significa camino a la felicidad, como decia, llegue a aquel lugar, todavia seguia temprano y gris el dia, al llegar vi el callejon vacio, como aquella noche y busque al muchacho que me miraba fijamente; recorria aquel interminable y tenebroso callejon hasta que llegue a un lugar muy particular, donde vendian vacunas, se me hizo raro ver un lugar de estos en aquella calle, toque a la puerta y por una pequeña ventanilla vi al muchacho de la otra noche, pero se veía deferente, con ojeras, se le notaba el cansancio y tambien tenia una cara extraña, al momento que abrio me dijo:

- Que quieres? – Fue grosera su pregunta pero igual le respondi con un tono amable y de timidez. – Quería saber que venden es este sitio – Tenia curiosidad que hacia una tienda de vacunas alii – Pues, niña aca vendemos dosis personal, ¿Quieres algunas? - ¿Dosis Personal? ¿Para que me ofrecería eso? Si no estoy enferma – Disculpa, ¿Que es una dosis personal? – Pregunte incredula – Una dosis personal, niña es algo que te pone feliz, es algo con lo que te sientes apasionado y tienes inspiracion para muchas cosas, es donde puedes inventar tu propio mundo, donde muchos dicen que vuelan o que cumplen sus mayores anhelos, muchos han venido a esta tienda a agradecernos y a pedir siempre mas. – ¡Eso era lo que necesitaba para volver a mi mundo feliz! Asi que pregunté por el precio – Y ¿Cuanto vale cada una? – Vale 42 Liras – Como tenia mis ahorros en mi billetera entonces pague por dos y despues me fui.

Me sentía feliz de haber comprado la solucion a mis problemas a mis tristezas y eso era todo lo que me iba a hacer sentir bien, pero valia demasiado para tan poco contenido, pero no pensé mas y me inyecte una dosis, no sabía bien en que parte tenia que hacerlo, entonces la aplique en mi pierna, y no sentí ningún efecto, pero después pensé, si debería aplicarla el donde sacan sangre, cerca a una vena, entonces lo hice y la aplique allí, dolió demasiado, pero al poco tiempo empecé a ver todo con otros ojos, fue igual a como me sentí aquella noche oscura que de repente se convirtió en la mejor noche de mi vida, me sentí feliz, sentí que podía volar, que estaba tocando el piano con mas ánimos que nunca, sentí que todo estaba bien, que nada era normal y que seria feliz eternamente, pero luego el efecto paso y volví a mi triste realidad, donde vi el mundo de otra manera, el mundo era un ruin, no me sentía a salvo, me sentía con miedo, e insegura, nadie podía estar seguro allí, me sentí como su siempre hubiera tenido miedo, como si ya nadie estuviera conmigo, me sentí depresiva y muy excesivamente deprimida. Quería huir de mi propia realidad, salir volando como la mariposa que tiene una solución a todo, quería irme nada mas, entonces me imagine a mis padres peleando por mi otra vez, y no salían esas imágenes de mi mente, cuando mi madre salía golpeada y casi acabada por mi padre, solamente quería irme, y sentí que era el momento de ponerme fría totalmente.

Caminé por horas, sin importarme si mis padres o hermanos se dieran cuenta que no estaba, simplemente quería cumplir lo que me prometí, me dolería si, pero estoy acostumbrada al dolor y al sufrimiento, con lo miserable que me sentía era la única manera de poder ser feliz, irme a mi mundo, a mi lugar feliz definitivamente.

Entonces mientras caminaba entre a una tienda de comidas, sentía muchísima hambre, vi el reloj y ya eran las 6:59 p.m, ¡Era demasiado tarde! Y luego recordé que nunca mas volvería a casa, me dio mucha nostalgia no volver a ver a mi madre, o a mi hermana, pero siempre las cuidaría y nunca las dejaría meterse en nada malo, es mas, haría que mi madre se fuera con mi hermanita, y puedan cumplir el sueño que yo nunca pude cumplir, y al fin seria feliz viéndolas a ellas cumpliendo mi sueño.

Entre al restaurante y pedí la carta, todavía tenia dinero en mi bolso, entonces pedí un Ayran (Yogur Turco) con Suzme, (Lentejas Rojas) Lo comí con mucha satisfacción ya que no había comido nada en todo el día, solamente el vaso de leche, cuando termine de comer vi la cuenta y me costaba todo 13 liras, entonces saque mi billetera y solo tenia 11 liras, hable con la mesera y ella me dijo que no importaba que ella pagaba el resto, que amable para ser una mesera.

Salí del restaurante y seguí caminando sin rumbo, como un perrito faldero que va por las calles en busca de un hogar, pero yo iba en busca del hogar principal y tenia que encontrarlo, fuera como fuera. Caminaba y caminaba, cansada de caminar, pero no paraba cuando vi un grupo de muchachos ebrios en el lugar donde yo estaba llegando, entonces no supe si pasar o no, per después pensé y daba igual, total, estaba buscando una manera de irme, y ellos me la podían dar, entonces sin prisa alguna y relajada pase por el medio de ellos, y me empezaron a seguir, sentí miedo al principio, pero después pensé en lo que había pensado antes, ellos me podían dar la solución, uno de ellos gritó: - Oye!!!!! La niña que esta delante de nosotros – Y se rio después de decirme esto, entonces voltee a mirar y me acerque hacia ellos, cuando estuve mas que suficientemente cerca del que me llamo, empezó a besarme desesperadamente, mientras escuchaba las risas de sus amigos, entonces me solté de el rápidamente, lo miré mal y me fui, ese beso fue brusco y feo, si iba a tener mi ultimo beso quería que fuera tierno y especial.

Mientras el muchacho me besaba alcance a ver su reloj, y decía que eran las 8:00 p.m, había recorrido mucho y no había encontrado un lugar digno para mi, estaba pensando en un bosque, o en un campo de flores, o un desierto con su arena uniforme, o pensaba en un rio, lleno de agua cristalina y transparente, un agua pura y hermosa, cualquiera de estos lugares seria bueno para irme y nunca volver, pero el mejor lugar sería junto a mi madre y mi hermana.

No había podido encontrar un lugar exacto, entonces me quede descansando en un rincón de la calle y dormí un rato, soñé que podía volar como la mariposa y que veía todo tan pequeño, que veía los colores del mar, y los secretos escondidos de la vida estaban dentro de mi, pero eso solo fue un sueño, y tenia que seguir mi realidad hasta que acabara, que sería muy pronto.

Cuando me desperté, sabia que era tan tarde, que ya podía amanecer, entonces seguí caminando sin rumbo hasta que llegue a una carretera desierta, así que empecé a caminar por la mitad, siempre quise saber que se sentía, pero no fue lo mismo como lo imaginé tal vez, tuvo menos emoción que cuando lo soñaba y casi lo sentía, estaba segura que si consumía “Dosis Personal” sería mucho mas emocionante.

Seguí caminando sin saber que hora era, hasta que vi una tienda donde seguramente tendrían que tener algún reloj, entonces fui allí y vi en una pared un reloj colgado, eran las 2:00 a.m y no había podido encontrar el lugar indicado, tal vez el destino no quería que yo hiciera eso, pero no dejaría que el destino interfiriera en mis planes, yo solamente quería cambiar las cosas y hacer de mi mundo uno mejor, y sabia que la solución era yéndome.

Sentí algunas goteras en mi brazo, y después en mi cabello, iba a llover, o ya estaba lloviendo, entonces me apresuré, pero ¿Qué prisa tenia si n iba para ningún lado? Simplemente buscaba el camino a la felicidad, así que no me importo, y seguí caminando, hasta que encontré el lugar perfecto, tal vez no distinguí mucho los colores, pero era el lugar exacto, era un campo de flores, y se que tenia muchísimos colores, porque se veía hermoso, entonces entre al campo, camine sobre las flores, me recosté sobre ellas, y me sentí parcialmente feliz, no la felicidad que siento cuando me aplico esa felicidad en inyección, pero bien, pero nada cambiaria mis ánimos de irme.

Entonces caminé por el pasto, hasta que encontré algo, donde si te caes, nunca regresas, un abismo, que tenía principio, pero nunca un final, lo mire durante varios segundos y después pensé en mi familia, y pedí por ella, por que estuvieran bien cuando yo ya no estara, entonces recordé que tenia un pequeño reloj de bolsillo en mi bolso, lo saqué y vi la hora, eran las 2:36:39 am y desde ese momento empecé a contar los segundos que me faltaban, entonces estiré los brazos, cerré los ojos y espere hasta que fueran las 2:37:00, entonces me sostuve allí los segundos que faltaban, hasta que finalmente llegó la hora, me dio un poco de miedo lanzarme al vacio, así que espere un poco mas, hasta estar lista contando los segundos y a las 2:37:35 decidí lanzarme, cogí un poco de impulso hacia adelante, me arme de valor, y me lancé, sentí como me iba hacia adelante, y repentinamente sentí que algo me agarró de la cintura, y abrí los ojos con miedo; con un suave movimiento caía hacia atrás, pero esta vez con alguien detrás de mí.

Caí sin saber quién estaba detrás de mí, pero tampoco me importo, así que me quede ahí un buen rato, no me podía hacer nada, si por algo me salvo, no era para hacerme daño alguno, entonces me recosté un poco más sobre él, para fingir estar desmayada, pero él se levantó, así de suave como me rescato, y caí sobre el césped golpeándome en la cabeza contra lo que se esconde debajo de esa uniforme y ponzoñosa masa verde, me senté rápidamente acariciándome la cabeza y abrí los ojos para ver quién era ese extraño ser que sin algún motivo me salvó, pero para entonces, el ya se había ido.

No podía creerlo, sin ni siquiera un saludo, o un grosero de nada, se fue, y no alcance a verlo, pero cuando me iba a levantar para terminar esa espantosa pesadilla y regresar a casa, pero apareciendo de la nada, el me ayudo a levantar, no sé muy bien porque, pero apareció en el momento indicado, así que me levante, y di media vuelta, y lo vi, allí estaba él, posándose detrás de mí con sus manos en mi cintura, con un maravilloso olor a canela combinado con vainilla, mi aroma favorito, un momento de silencio se escucho, ni siquiera los grillos hacían su sonido, era como si me estuviera encontrando con mi pasado, o con mi futuro, pero no se vio el presente. Era hermoso, su cabello lacio y oscuro como las tinieblas, pero sus ojos dorados como el sol, no me cansaba de admirar su belleza, aunque él tampoco se apartaba de mi, y se acerco a mí, para ser más exactos, a mi oreja, y me dijo “Quédate” y cerré los ojos, soltando una solitaria, fría y pequeña lagrima, y asentí con la cabeza.

Un Nuevo Amigo

De inmediato apenas pude abrirlos ojos después de haberse caído esa lagrima, nos separamos pero sin alejar nuestras miradas, nuestros cuerpos podían estar lejos, pero nuestras miradas estaban tan cerca como quienes se abrazan, o como un largo beso.

Le dije mi nombre, con un poco de susto y timidez: -Soy Kayra Ay, Eeehh, gracias por salvarme.- Y sonreí tímidamente pero una bonita sonrisa.

-Soy William Domson, no tienes que agradecérmelo, simplemente hice lo que tenía que hacer. – Me sonrió y después de haberlo pensado, me dijo: - Si quieres te acompaño a tu casa Kayra Ay.- Lo pensé por un momento muy corto, pero como fluían esos pensamientos, era obvio que no quería separarme de él, y saber más de su vida. –Gracias, serias muy amable.- Me sonrió y le devolví la sonrisa aunque una más grande, así que salimos del campo de flores y llegamos a un lugar a la luz de la luna donde el pudiera verme bien, porque yo ya lo había hecho, y nos posamos sobre un andén de la carretera, voltee mi rostro para que él pudiera verlo, pero en vez de ver una cara feliz y sonriendo, pude observar como su repugno invadió su rostro, y se llenó de ira y tristeza, del mismo modo que yo me llene, tal vez mi rostro no lo complacía o simplemente era fea para todo el mundo, pero en un momento de que su cara parecía más de tristeza que de repugno me preguntó: -¡¿Pero qué te ha pasado?! ¡¿Qué le paso a tu rostro?! ¡¿Por qué te vas tan acabada?! – Me hablo como si me conociera de toda la vida, y le estuviera hablando a una vieja amiga que hace muchísimo tiempo no veía- ¿Qué? ¿De que estas hablando? ¡Mi rostro es normal! – Aunque no lo sabía, aun no me había mirado a un espejo, ¿Qué me habría pasado que produje tanto horror? – ¡¡¡Estas como una anciana y tienes ojeras, y tu cara esta chupada y estirada, pareces una momia!!! – En serio me ofendí, pero no podía quedarme sola en medio de la nada ahora que había encontrado a alguien - ¿Me llevaras a mi casa? – Pregunte mirándolo como poca cosa y tratando de cambiar el tema. – Claro, vamos, ¿Tienes frio? – Muy amable accedió, sin ponerle atención a mi reacción. – Gracias. – Y me dio su abrigo de cuero negro, con su aroma, eso fue lo que me hizo calmar y alegrarme un poco.

-Bueno, Kayra Ay, cuéntame de ti, ahora que nos conocemos. –

-Pues, ya sabes cómo me llamo, soy de Turquía, no soy musulmana…- Me interrumpió. – Perdona, ¿Cómo es que apareciste aquí? Estamos muy lejos de tu casa… - ¿Mi casa? ¿Cómo es que sabía donde vivía? – ¿Cómo sabes donde vivo? Es decir, nos acabamos de conocer. – Me quede pensativa. – Pues, se que vives en Turquía, y a decir verdad, estamos un poco lejos de la ciudad. – Si él sabía el camino me iba a dejar guiar de él. – Pero ¿Cómo fue que apareciste en este oscuro lugar, casi intentando suicidarte? –

-Pues, la verdad, es complicado, no sé si lo entenderías, tendría que contarte toda mi vida para empezar. – No estaba segura si contarle o no, igual era un desconocido. – Tenemos muchísimo tiempo, si lo resumes un poco, se que entenderé, así que comienza. – Creo que ya conocía algo de él, no se dejaba manipular. – Bueno, pues todo empezó hace mucho tiempo… -Empecé a contarle la historia, no importaba, que información sacaría de ella. – No recuerdo bien a qué edad, pero lo único que se, es que era un pequeña cuando mis padres empezaron a pelear por primera vez, sabía que no estaba bien, escuchaba ofensas, gritos y hasta golpes, la pelea fue cuando mi madre se entero de los otros hijos de mi padre, por supuesto le fue infiel, y aunque yo no soy la mayor mi padre le fue infiel a mi madre cuando ella estaba en embarazo y muchísimo antes que yo ni siquiera estaba planeada él ya tenía dos hijos, en realidad somos 8 contándome, Los dos mayores, Abel y Adriel, después sigo yo, después siguen mis hermanas Abi y Ariel, ellas son gemelas, Después sigue mi hermana Iris y la ultima infidelidad fue Abdiel; en fin, todas son infidelidades, aunque Abel y Adriel sean los mayores mi padre ya estaba con mi madre, bueno, pues sigamos, los escuchaba gritar y siempre me pongo nerviosa cuando alguien grita o se trata mal, siempre he dicho que tenemos que respetarnos… - Dije riéndome a susurros – Pero fue diferente, en vez de ayudar, llore, a gritos, y cada palabra que pronunciaban me dolía, era como si su pelea solo me afectara a mí, con el paso del tiempo, las peleas se fueron haciendo más comunes, y tendría que ir acostumbrándome al dolor que me causaba, pero muchas de esas peleas, eran causadas por mí, desde pequeña, mi madre siempre me defendía, pero mi padre pareciera que me odiara, desde ese momento empecé a considerarme miserable por ser la única niña que venía de mi madre y con la que mi padre siempre peleaba, fue terrible, cuando mi madre se entero de la existencia de Abi y Ariel, eso sí fue la gran pelea, sobre todo porque mi madre ya estaba en embarazo de Iris, Cuando nació Iris hubo calma durante tal vez 10 meses, si mucho un año, fue cuando me empecé a sentir mejor, y di un respiro, por eso quiero tanto a mi hermana, porque ella me dio un respiro, ella fue la razón de que dejara de sentirme miserable, cuando vi por primera vez a esa bebita, tan pequeña y tan vulnerable, era tan tierna pero tan débil a la vez, apenas la vi, sentí ganas de abrazarla y llevármela a un mejor lugar, que mi hermana tuviera una mejor vida que la que yo tenía, sentí ganas de protegerla hasta el fin, incluso me hice esa promesa, cada que mis padres pelean ella está conmigo y la abrazo lo más fuerte posible y le canto alguna canción para que se calme, se que se siente insegura, pero cuando está conmigo entre mis brazos, siente más seguridad, sabe que siempre la protegeré sin importar nada…- Era increíble la atención que William tenía puesta en mi – En todo caso, mi hermana y yo somos totalmente unidas, después, cuando nació Abdiel, esa si fue la tapa…-Tome un respire y continué, sentí ganas de llorar – Mi madre, casi se suicida, pero creo que eso fue mi culpa, porque yo le conté a mi madre sobre él y que era hijo de mi padre, el ultimo que yo supiera, por eso mi padre, es difícil decirlo, pero esa noche después de la pelea, mi padre fue a mi habitación y empezó a maltratarme y a tocarme, pero mi madre llego en ese momento y lo saco, no sé cómo, no la vi, estaba tan asustada que cerré los ojos y deje que todo pasara, ella entro a mi habitación, se aseguro que Iris estuviera dormida y me dijo que toda iba a estar bien, que ella siempre nos protegería, no importaba donde estuviera, ahí fue cuando me asuste y después de que salió de la habitación la perseguí, y la vi en la cocina con agua y pastillas, y cuando la vi, fue como ver a un ángel cayendo, se tomo una pasta, continuo con la segunda, e iba a ingerir la tercera pero yo la detuve, arroje las pastas al suelo y la mire con cara de furia, ella me miro con cara de asombro, la abrace y no la deje ir, le dije que nos iba a proteger pero a nuestro lado, sentí como una gota de agua cayo sobre mi hombro, alce la cabeza y la vi llorando, le limpie la cara y fuimos a la sala donde se acostó, le lleve una manta y se durmió, cayendo en su profundo sueño, donde solo ella sabía que pasaba, tome su mano y me acosté a su lado cerrando mis ojos, hasta despertar al otro día. Después de que se supo el último hijo de mi padre y el quinto que no era de mi madre, las peleas continuaron, obviamente, pero estas ya eran todas por mí, por mi escuela, por mis amigos, por mi espacio, por mi comportamiento, por todo, mi madre nunca se cansaba de defenderme y siempre seguía, no importaban las consecuencias, le importaba mas yo que mi padre o sus decisiones, pero yo me sentía terrible, el dolor que yo sentía no cesaba y se agrandaba, cuando ya se había calmado, después aprendí a vivir con él, hasta la última pelea, fue absurda, el ya estaba tan cansado de mi, que cualquier excusa en contra mía, como la ultima vez la aprovecho y empezó a pelear con mi madre solo por estar fuera de casa a las 10:00 pm, no aguante mas y pues, camine mucho, hasta llegar a un lugar oscuro y muy tenebroso, donde los sueños se hacían realidad, solo por un pequeño pellizco, a la mañana siguiente volví por mas, y desperdicie una, pero la otra, eso sí fue lo mejor, después empecé a sentirme triste, y vi el mundo sin color, y decidí venir aquí, esta es toda mi historia, un poco vergonzosa. – ¿Qué pensaría William de mi historia? Supongo que creería que yo estaría loca, o tal vez me tendría lastima, pero creo que no se asombro en absoluto de nada de lo que le había acabado de contar, solamente me pregunto: -¿Y cómo se hicieron realidad tus sueños en aquel callejón? ¿Qué es lo que más sueñas y lo que más anhelas?

-Lo que más quiero en esta vida es ser libre, quiero irme de aquí, con mi madre y mi hermana, quisiera vivir en otro sitio, donde halla mas paz y armonía, y sobre todo donde nuestra opinión cuente como cualquier otra, pero hay otra cosa que deseo también…-Me detuve, no quería contarle mi otro sueño.-

-¿Qué es esa cosa que tanto deseas?- Insistente preguntaba y preguntaba como si no estuviera diciendo la verdad.

-Quiero ser pianista, que el mundo me reconozca por serlo, que me aplaudan y me valoren tal y como soy, quiero soñar, convertirme en mi propia fantasía y recorrer su historia. Eso es lo que quiero, como todo sueño hay que luchar para alcanzarlo, pero para mí, eso es casi imposible, sin importar en donde este siempre soñare, algún día tendrá que volverse realidad, pero lo bueno dura poco, solo eso quiero… Ser una Pianista Libre.

Tal vez, mis deseos y sueños eran más, siempre deseo cosas que no puedo obtener, ya que son fantásticas e irreales, o simplemente, soy una mujer, y no lo puedo obtener.

Así que seguimos caminando sin decir palabra alguna, después de contarle mis deseos, el calló y se quedo pensativo, como si quisiera hacerlos realidad, pero ¿Qué podía hacer un desconocido por mi? La respuesta era: Nada o muy poco… Me refiero a que, aparte de que le debo la vida a este chico desconocido que llego para salvarme de mis sombras, que me haya acompañado a mi casa en el crepúsculo y que me prestara su abrigo en una madrugada fría y tenebrosa donde su único refugio es ese, creo que debería estar apenada con él por haber hecho todas estas cosas por mí, pero lo sentía como una persona que me haya cuidado toda la vida y que nada malo me había pasado, debido a él, era como si estuviera destinado a cuidarme… Eso tendría que ser muchísimo trabajo conociéndome bien… Pero solo era un chico común y corriente, era pura casualidad que me haya salvado la vida, o tal vez el destino lo quería así, que nos encontráramos para cambiar el mundo; Bueno creo que ya estoy extendiendo muchísimo las cosas de un simple pensamiento pueden salir muchos resultados, lo único que tengo seguro es que tengo que estar demasiado agradecida con esta persona, me salvo la vida.

El tiempo corría junto a él ya empezaba a ver formas después de haber visto nada, y el silencio cesó cuando él me pregunto: -¿Dónde vives exactamente?- aparte de haberme traído a la ciudad quiere llevarme a mi casa – No recuerdo bien la dirección, se que vivo en una esquina y mi casa es de color blanco con un poco de azul, y queda cerca de una casa amarilla y verde, y sé que no está muy lejos de aquí.-

-Entonces tendremos que caminar más e inventar una excusa convincente para tus padres Kayra.-

-Creo que sí, pero que diré, ¡no puedo decir que me escape de casa para caer de un precipicio!-

-Dirás que saliste a dar un respiro, necesitabas aire y que mientras caminabas te perdiste y no encontrabas el camino a casa y que nos encontramos y te traje devuelta, es la mejor excusa.- Me dijo tomando un respiro, como si mentir fuera algo de vida o muerte.

-Tal vez, suena un poco convincente, pero mi padre me golpeara o me hará algo.- De eso estaba segura, el no me dejaría así como así.

-Ten la certeza que si el te hace algo yo intervendré, Te protejo Kayra, tranquila.- Y lo mire con una pequeña sonrisa de labios agradeciéndole.

Entonces seguimos caminando hasta que encontré mi casa, lo miré con muchísima angustia de lo que pudiera pasar, pero el sin miedo toco a la puerta, estaba seguro de sí mismo, pero yo tenía tanto miedo como si esa fuera mi última noche, que de no ser por él, muy seguramente lo hubiera sido. Entonces la puerta se abrió levemente y una figura pequeña se asomo por ella, no era Iris, seguramente ella estaba durmiendo, era Abdiel, quien tenía un vaso de leche en sus manos y cuando me vio corrió a abrazarme fuertemente, Abdiel es un niño muy tierno, así yo fuera su media hermana lo quiero y él me quiere, no nos importa lo que haya hecho mi padre. Y me preguntó: - ¡¿Dónde has estado?! ¡Mis padres se preguntan por ti e Iris no hace más que llorar desconsoladamente!- Abdiel considera a mi madre como su madre, porque la de él murió poco después del parto. Le dije que se calmara que no hiciera ruido que llamara a mamá y yo le explicaría todo. Y así fue mamá estaba en la puerta con los ojos rojos y muy tristes, nunca la había visto más triste entonces, me vio y me abrazo fuertemente sin decir palabra alguna, solamente me miró y después vio a William quien estaba parado detrás de mí, y le dije: -Mama, no te preocupes, el me trajo de vuelta a casa, es un amigo, no ha pasado nada, estoy bien.- Había que darle muchas explicaciones para que se calmara totalmente, entonces lo invito a pasar a la casa y le preguntó si quería quedarse esa noche que con gusto podía hacerlo, el accedió, entonces mi madre se fue a su cuarto dándome un beso en la frente, yo que quede con él y empezamos a hablar:

-Tu madre es muy amable.- Fue lo primero que dijo.

-Lo sé, siempre quiere ayudar a los demás como la ayudan a ella.

-Tienes una casa muy bonita Kayra.

-Gracias, mis padres la compraron antes de que yo naciera, te traeré una sabana, ya vuelvo.

Mientras iba pensé que sería mejor dejarlo descansar incluso de mí, he sido una carga muy pesada para él. Así que le entregue la manta, le sonreí, le desee buenas noches y me fui a mi habitación.

La luz estaba apagada e Iris estaba dormida, y tenía la cara apagada y triste aun así dormida se le notaba y no quería que estuviera mas así, aun así no la desperté, quería que siguiera soñando y estar en su mundo fantástico donde existen las hadas, las sirenas, los dragones y las princesas con su príncipe azul.

Arregle mi cama para irme a dormir y me metí entre las sabanas, toda la noche no hice más que pensar en William, pero lo que más daba vueltas en mi cabeza era ¿Cómo había llegado hasta mi? ¿Qué lo había traído a ese lugar a las 2:37 de la madrugada? Y ¿Qué estaría haciendo por allí? No me dejaban libre esos pensamientos, y en la mañana era mi turno de hacer las preguntas, Pero lo que más pensé era que lo había traído al indicado momento antes de caer.

No logre conciliar el sueño en toda la noche, esas preguntas rondaban mi cabeza sin parar y tenía que buscarle esas respuestas, pero no me atrevía a despertarlo por más que la intriga me matara, entonces cuidadosamente sin despertar a nadie fui a la cocina disimulando sacar un vaso de agua, todo se veía tan gris y tan oscuro, tan triste como si mi ida hubiera afectado a esta casa, o solamente yo la veía así, entonces mire hacia el sillón y él estaba ahí, entre la sabana que le había pasado y recostado entre los cojines, dormía como un ángel, y era fascinante verlo dormir, estaba tan concentrada que se me cayó el vaso con agua, mire hacia el sofá y él se estaba moviendo, puse ojos de susto, pero solamente se movió para acomodarse y giro la cabeza hacia la pared, recogí el vaso y lo puse en el lavaplatos, y Salí corriendo de allí.

Sentí que algo me seguía detrás de mi sombra, mire hacia atrás asustadamente, pero no era nada, solo mi imaginación que vagaba asustadamente en un tenebroso pasillo.

Volví a la cama y cerré los ojos pensando que algo vendría por mí, pero en vez de agarrarme con sus tenebrosas manos ese oscuro pensamiento, me agarro un profundo sueño, en el que estaba William en mi lugar en aquel precipicio, así que corrí para salvarlo pero ya era demasiado tarde, lo veía cayendo hacia un abismo sin fin, yo no me atrevía a lanzarme por allí, pero sabía que el haría lo mismo por mí, entonces me lance con él y cerré los ojos mientras caía, pero después abrí los ojos y veía una figura, ¡Era William! Entonces trate de aproximarme hacia él para agarrarlo, parecía que ese abismo no tenia fin, y no tenía nada a sus alrededores, yo sentía que volaba y aunque siguiera cayendo me aproximaba cada vez más hacia él, Y cuando lo vi de cerca y pude agárralo de la mano, para que cayéramos juntos, no tenía el mismo aspecto, lo miraba desde diferentes ángulos y se veía diferente por cada uno, y pude sentir su mano completamente fría, su piel se torno blanca como la nieve y su piel rígida como la dureza, en ese momento supe que ya no estaba en mis manos hacer nada, William se había ido para siempre, y yo no había podido hacer nada, aunque yo siguiera viva y yo no hubiera sido la que lo mató, la culpa me comía y me torturaba, pero no me dejaba morir mientras seguía cayendo, y de un momento para otro mire hacia atrás y la figura de una persona me seguía, pero me dio tanto miedo que trate de caer más rápido, así esa persona quisiera salvarme o no, acompañaría a William en su viaje, sentía que debía hacerlo, y mientras seguía cayendo la figura desapareció, pero donde tenía a William agarrado de la mano, me apretó y me jalaba tan fuerte como pudiera, trate de ver su rostro, pero se me hacia desconocido, me aproxime un poco hacia él y era el muchacho del callejón, el que me había vendido la felicidad, así decidí llamarla, quien tenía una sonrisa de oreja a oreja, y me preocupe porque ya no veía a William, tal vez lo había dejado caer sin darme cuenta o él nunca estuvo allí, el muchacho saco una de sus felicidades, y me la inyecto, pude observar como todo cambio de color y se tornaba de los colores del arcoíris, me sentía feliz así William no estuviera, y me sentía con las fuerzas suficientes para volar hacia arriba y devolverme. En ese momento desperté y toda esa fuerza había desaparecido, al fin y al cabo, todo fue solo un sueño.

Cuando desperté, ya era de día, y fui a ver a William a aquella habitación, no había despertado nadie aún en mi hogar, y no fue difícil dejar a Iris dormida, duerme hasta muy tarde, me dirigía hacia la habitación, abrí la puerta pero él, ya se había ido, pero había dejado una nota que decía:

“Gracias por tu hospitalidad, cuando me necesites ahí estaré.

William.”

Y supe que tenía que ir por él.

Me arregle, me vestí, fui por mi bolso y Salí de mi casa dejándole una nota a Iris diciendo que volvería pronto que si mama o papa se despertaban dijera que estaba en el baño con dolor de estomago.

Ya no era difícil mentir para mí, lo había hecho tantas veces que ya era como una costumbre, y ahora más que nada tendría que usarla, no sé cómo llegó, ni para que vino, solo sé que él me protegió a mí, me salvo de caer y ahora era mi turno de ayudarlo, andaba deambulando por las calles como un perrito que no tiene hogar.

Camine en busca de William, porque me sentía preocupada por él, tal vez si se fue, es porque tenía un hogar, pero había algo que me decía que debía estar con él y no separarme de su lado, no por el corazón, sino por la razón.

Camine por poco tiempo hasta llegar al mismo callejón tenebroso, ya no sabía qué hacer si ir por mas felicidad o ir en busca de William, pero mi conciencia me dijo que fuera por allí, por aquel callejón, sin dudarlo fui, me acercaba poco a poco hasta la misma tienda donde el muchacho extraño, toque dos o tres veces antes de que me abriera una persona distinta, esta vez no era este chico con cara extraña y desgastada, sino una chica, rubia de ojos grises y cabello ondulado, era muy bonita y su cara se veía joven y radiante, a excepción de sus ojos, tenían unas pequeñas marcas de ojeras en ellos, me sorprendió que el chico no me hubiera abierto, entonces antes de pensar más, le pregunte por el antes de que la angustia me comiera viva:

-Hola, ¿Dónde está el chico que atiende en este lugar? – podre sonar muy entrometida pero me sorprendía no verlo.

-Digamos que fue a donde su destino lo quiso llevar – Antes de mencionar estas últimas palabras miro hacia arriba y vi caer lentamente una lagrima de sus bellos ojos grises, su lagrima era pura, lo note cuando cayó.

-Lo siento mucho – Dije de forma cortes, solo se me ocurría pensar ¿Por qué le habría llegado la hora tan rápido? Pero no pregunte mas, no quería hacer sentir mal a la pobre chica. Así que seguí con mis asuntos, pero ella se me adelanto al preguntarme:

-Creo que ya sé porque vienes, Dosis ¿No es así? Lo noto en tus ojos y tu rostro – Fue extraño que una desconocida me conociera tan bien para adivinar, pero claro, ¿Qué mas podían vender en aquel lugar?

-Sí, creo que sí, ¿Cómo lo sabes?

-Porque todas las personas que vienen aquí por eso, todos los días, algunos vienen por las mejores y de mejor calidad, otros vienen por las que más les dura, la mayoría viene por las que más efecto tienen, pero muy pocos vienen por la más barata, la de menos efecto y la de menos tiempo, pero la que menos te daña – Me respondió, sabia del tema, solo que me intrigo cuando dijo “Pero la, que menos te daña”

-Vengo por la que vale 42 Liras, ¿Cuál es esta? –Pregunte ingenuamente, solo había probado esa

-Lo sabía, esta es la de más efecto, dura un momento corto, pero sientes que el mundo cambia en ese instante y todo se pone de colores-

- ¿Qué quieres decir con la que menos te daña?

- Si, esto causa mucho daño, tu vida se despedaza, sientes como si el mundo que has construido se te cayera encima y sientes mucha tristeza, esta cuesta solo 1.7 liras ¿La llevaras? – Era un precio barato por felicidad, pero me gustaba la que consumía antes, pero como tenía que me alcanzaran varias, así no tendría que volver tantas veces, entonces la compre.

-Dame por favor unas 20 – Aun me sobraba dinero por si en el camino necesitaba algo.

-Te daré un consejo antes de dártelas: “Después de consumidas, ya nada se revierte ni se devuelve, y no estoy hablando de dinero, no te arruines” – Tuve miedo de lo que dijo, pareció sonar como si esto fuera algo malo, solamente me quería ir a mi mundo de fantasía para no tener que vivir mi mundo real, era mi nica escapatoria.

-Gracias, ¿Puedo preguntarte dos cosas?

-Claro, dime.

- ¿Qué le paso al que atendía aquí? – Antes de la chica responder, tomo un gran respiro y continúo:

- Murió… Por causa de lo que te quiero evitar, siempre quería estar en su mundo fantástico, después de unos meses de haber llegado a este negocio, tomo algunas para probar lo que estaba vendiendo, y le encanto, el decía que era el hombre invencible, a pesar de que sabía que era malo, no paraba, desarrollo una adicción y nunca se pudo curar – Hizo una cara de tristeza y de remordimiento, trato de disimularlo dos o tres veces con una pequeña y falsa sonrisa en su cara, pero no me engaño.

- ¿Cuál es tu segunda pregunta? Seguía dispuesta a responder aunque le doliera

- ¿Cómo sabes tanto a cerca de este negocio y estas dosis?

-Porque llevo con este negocio, prácticamente toda mi vida, no por consumir, pero Alí (El chico de la tienda) me enseño todo, como se sentía cuando la tenías y cuando se acababa, era deprimente verlo así. – No debí preguntarle más nada a esta chica, la pobre estaba agonizando por alguien a quien amaba, y me sentía culpable de recordárselo.

- Siento mucho las molestias, pero gracias. – Rápidamente me respondió:

-Me llamo Amina, por si me necesitas, sabes que puedes hablar conmigo. – Muy orgullosa me ofreció su ayuda y ser mi amiga y que si la necesitaba o si quería hablar con ella, allí estaría, le sonreí, diciéndole gracias me fui de allí, estar en ese callejón me causaba espanto.

Rápidamente salí de aquel callejón, y donde nadie me viera consumí mi dosis, quería probar como se sentía una más barata de la que consumía, me la inyecte y no se sintió igual, aunque no cambiaba mucho, pero igual me sentía bien, me sentía feliz y saque el valor para salir a buscar a William, veía a la gente y le sonreía, y ellos me miraban con cara de preocupación o simplemente preferían ni mirarme, seguí normal caminando son desconcentrarme de mi misión, aunque se sentía tan bien estar feliz que lo olvide y me fui por lugares que no conocía, no me perdí, porque halle el camino de vuelta y llegue a un pequeño parque donde en un columpio vi a William sentado balanceándose, No entendía porque tenía la cabeza baja y con cara de tristeza en un día tan feliz como ese, así que salí corriendo donde él, le levante la cabeza, lo mire y le pregunte que le estaba pasando, en ese momento lo entendí, el mundo no era como lo conocía, estaba triste, mire a mi alrededor y empezó a llover, Los relámpagos eran duros como la fuerza y llore, mientras él se quedaba sentado en el columpio con la cabeza aun baja, no lo entendía estaba triste pero no hacía nada, pero yo aunque quisiera hacer algo, no podía, porque era imposible, lo único que quería era morirme e irme de este mundo cruel e injusto, pero la tristeza se me quito enseguida, aunque siguiera triste tenía que ayudar a mi nuevo amigo, porque él en realidad lo era, le dije que lo necesitaba aunque no lo conociera y el levanto la cabeza rápidamente, me cogió del brazo y salió corriendo, sabia a donde nos dirigíamos, a mi casa, solo éramos el y yo corriendo por las calles de aquella ciudad sucia y fría, llena de terror y miedo oculto, que en algún momento se revelarían, llegamos, y me dijo:

-Entra, duerme, se cuando me necesites y estaré cerca, no me busques, yo te encontrare, y se fue como un relámpago.

Entre a mi casa, no había rastro de nadie despierto, entonces volví a mi cama a dormir, no soñé nada, pero me levante tarde, y nadie se dio cuenta que me había ido para verme con William o para conseguir mi dosis, principalmente la segunda.

Cuando me levanté mi madre estaba mirándome felizmente, supongo que tenía esa cara de saber que había vuelto a casa y que estaba bien, y así era, mi madre solo podía estar feliz de tenernos a Iris y a mí, cuando abrí los ella me beso la frente y me acaricio la mejilla, su cara ya estaba mejor después de la última pelea, pero seguía herida, no solo por fuera, sino por dentro, me dijo que mi padre se había ido temprano, que ya le había dicho a todos mis hermanos que había vuelto a casa y que estaban muy felices de tenerme con ellos, nunca me habían dicho que me querían o algo parecido, esta era la primera vez que lo demostraban, entonces me levante de la cama y abrí la puerta y todos ellos estaban parados al frente mío con unas grandes sonrisas en sus caras, cuando me vieron corrieron a abrazarme y a decirme cuanto me habían extrañado, que nunca en la vida se me ocurriera escapar de nuevo, les dije que los quería y que yo también estaba muy feliz de verlos; La primer muestra de cariño de ellos hacia mí se sintió muy bien, por primera vez en la vida, sentí que tenía una familia completa.

Después de desayunar y de arreglarme de nuevo fui con mis hermanos a dar una vuelta al parque, si, al mismo parque donde encontré a William después de buscarlo desesperadamente, y cuando mire hacia los columpios, el ya no estaba allá, pero como me prometió, estaría para mí cuando yo lo necesitara.

Recordé aquella promesa y me alegre de haber tenido a alguien que me salvara así, pero sabía que esa alegría se acabaría rápido, y no podía dejarla ir, entonces saque una dosis de mi bolso, y fui a un lugar donde nadie me viera, llegue a un rincón y un lugar muy alejado del parque donde podía aplicarme mi felicidad, y antes de aplicármela, Adriel llego al lugar donde yo estaba escondida, abrió los ojos lo más grande que pudo cuando vio la jeringa y me pregunto:

- ¿Qué es eso?

- Felicidad… Portátil y … muy útil- No sabía que responder, estaba muy asustada

- Mmmmm… ¿me das un poco? – Al fin y al cabo Adriel quería, creo que la primera en descubrir esta felicidad fui yo.

- Claro, mira aquí tengo otra – La saque se la di, la observo por un buen rato y le dije como la tenía que usar, a la cuenta de tres los dos nos aplicamos nuestra felicidad y todo transcurrió, Había metido a mi hermano en mi mundo fantástico.

Es Tan Bueno Que Se Volvió Mi Adicción

Los dos nos sentimos maravillados apenas sentimos la reacción a lo que Adriel empezó a llamar Fantasía, o sea mi felicidad, los dos salimos del rincón corriendo y saltando de la emoción, sin saber porque lo hacíamos, nos reíamos, nos perdíamos en nuestro mundo de fantasía, y al final cuando vi a Adriel, lo vi en un columpio, con la cabeza baja y la mirada perdida, yo seguía feliz y sin ningún problema de seguir saltando, no me sentía cansada, me sentía alegre, nunca esa felicidad se me iba a olvidar y tampoco iba a desaparecer, pero parecía que Adriel pensaba de manera diferente a mí, le pregunte que le pasaba y porque no estaba feliz de la vida saltando conmigo, el me respondió mirándome a los ojos y casi con una lagrima en si mejilla:

- ¿Es que no lo ves? Mira le mundo real, es gris, sin color y sin vida, todo porque nosotros lo arruinamos y no buscamos nuestros sueños, simplemente nos quedamos sentados sin hacer nada, mira lo que pasa, se nos va a acabar la felicidad algún día, porque para mí, ya se acabo. – Al pronunciar estas palabras me sentí mal por él, y trate de animarlo, incluso le ofrecí otra de sus fantasías, pero lo rechazo, luego me dijo algo que nunca pensé que diría conociendo bien a mi hermano:

- Kayra, Marinna ¿Sabes quién es? – Marinna era la chica que mi hermano conoció hace mucho tiempo, y le gustaba.

- Si, se quien es, ¿es la chica que te gusta?

- Si, Marinna, la bella y caprichosa Marinna, se fue, no se a donde, y por no buscarla, por estúpido, no la volví a encontrar, ha muerto para mi, y no puedo traerla de vuelta. – Vi como una lagrima salió de su ojo izquierdo cuando volteo la cara, Mi hermano nunca se había interesado por una chica de esa manera, al parecer estaba enamorado, pero ella no lo sabía, y nunca lo podrá saber, como dijo Adriel, ella había muerto.

Adriel bajo la cabeza, y vi como lloraba, no sabía qué hacer en ese momento, estaba asustada y triste por él, pero aun quería saltar, entonces me fui, mis hermanos seguían jugando en el parque y Adriel seguía en el columpio, no sentí cuando se me había quitado el efecto de mi felicidad, por lo general lo siento cuando me pongo triste y cuando no quiero nada más que estar sola y ver el cruel mundo, pero esta vez no fue como las demás, esta vez la felicidad volvió a mí, pero no era parecida a mis felicidades, esta era diferente, me senté en una silla que había en el parque y empecé a pensar ¿Qué era lo que pasaba? Mi felicidad era desde mi corazón y no desde mi mente, sentía como mi corazón al latir se quemaba y respiraba, sentí que era una señal, pero no podía descifrar cual, no había hecho nada malo nunca para dejar de hacer lo que hago, entonces lo ignore y seguí pensando, camine hasta mis hermanos y me senté junto a ellos, me sentí preocupada por Adriel, pero sabía que tenía que dejarlo solo, el siempre ha querido resolver sus problemas solos, y esta no sería la excepción. Mis hermanos estaban jugando con sus juguetes y empecé a jugar con ellos, me sentí una niña de nuevo, jugando con Iris, Abi, Ariel y Abdiel, Abel estaba hablando con uno de sus amigos y se entretuvo un buen rato así, pero cuando su amigo se fue, se sentó junto a Adriel y lo abrazo, me sentí culpable por no ir, así que me decidí y los abrace a los dos, les dije cuanto los quería y les di un beso en la mejilla a cada uno, sentirse con el calor de hogar es mejor que mis felicidades pero aun así, no las iba a dejar.

Salí del parque con mis hermanos, ahora si parecíamos una familia feliz, solamente me importaba que ellos estuvieran bien y que estuvieran felices, a veces pienso que las cosas no surgen porque si, sino que aparecen en el momento indicado y si uno las sabe aprovechar, se quedan, sino se van, y la oportunidad se pierde.

Llegamos a casa y mi padre no estaba, mi madre había dicho que hacía tiempo no venía a la casa, mejor para mi, no quería malas compañías cuando por fin me sentía bien en mi hogar. Nos sentamos en la sala a hablar y a comer, mi madre nos había cocinado, nos reíamos, jugábamos y hasta nos tirábamos al piso de las carcajadas que soltábamos, mis hermanos y yo estábamos más unidos que nunca, parecía que todo lo que llegaba a mi vida eran señales, y nunca las supe aprovechar, pero desde ahora iba a hacer todo lo posible por hacerlo, Simplemente quería disfrutar y ser feliz ahora que podía serlo.

Ya era tarde y me fui a mi habitación, me despedí, y me fui a dormir, Iris se quedo allí porque ella era la que hacía reír y cuando disfruta no le da sueño, entonces sabía que podía quedarme sola más tiempo, pensando que iba a hacer con esas dosis de felicidad, creía que ya no las necesitaba porque ahora si me aceptaba y aceptaba mi vida y a mi familia, pero pensé, que siempre había algún momento malo que por más corto o más simple que fuera podía arruinar una gran momento, y las tenía que conservar por si esa ocasión llegaba.

No lograba conciliar el sueño, pero no quería ir con mis hermanos, aunque lo disfrutara demasiado, quería tener un momento para mi sola, entonces fui hacia mi armario para ver con que me podía entretener, buscaba cosas y cosas, nada interesante, encontré un álbum de fotos, donde estaban mis fotos de pequeña con mis padres, con Iris, estaban las fotos de mis hermanos desde que los conocí sin tener uno de razón, cuando conocí a Abi y a Ariel, todos los momentos juntos de pequeños y unas pocas fotos de Abdiel con nosotros cuando apenas era un bebe, pero mirándolo no me gaste mucho tiempo entonces seguí explorando mi armario, el cual estaba muy desordenado, pero así es mejor, se encuentran más cosas que ordenado.

Continúe buscando en mi armario y encontré algo que hacia muchísimo tiempo no veía pero tampoco me importaba, encontré una de mis muñecas, con las cuales jugaba cuando era pequeña, recuerdo tan bien esos días, en los que con mis amigos de la infancia jugaba y con solo un ¡Te salvo! Era una heroína, o cuando jugaba muñecas inventaba mi propia fantasía y ellas la vivían como yo la quería vivir, cuando las arreglaba porque se iban a encontrar con el chico mas apuesto que las quería besar, cuando las maquillaba y las dejaba como princesas, o cuando jugaba a que ellas eran princesas; seguí buscando en mi armario mis demás muñecas, pero no encontraba más, solamente encontré un perro de peluche que era mío desde los tres años y uno de los vestidos de mi muñeca, entonces la vestí con aquel vestido rosa pastel con azul pálido y morado, recordé cuando era pequeña que siempre vestía a mi muñeca con ese hermoso vestido, cuando iba de paseo o cuando tenía una fiesta en mi mundo de fantasía de pequeña, ese vestido me traía tantos recuerdos como mi muñeca, en esos tiempos me sentía tan feliz, era tan fácil vivir y sentirse bien, con un lo siento se arreglaba el mundo, con un helado duraba todo un día una felicidad, con un nuevo juguete me sentía la niña más rica en todo el mundo y también la más afortunada, con solo un ¡Me salvo! No corría peligros, o cuando tenía poco dinero en mi bolsillo, a mi me parecía que era rica, esos tiempos eran tan buenos, había olvidado porque deje de ser una niña y porque deje de jugar con mis muñecas, pero recuerdo tan bien ese día, se que estaba jugando con mis muñecas, pero poco a poco me iba aburriendo, hasta que miré mi muñeca y la veía acabada y cansada, o al menos eso me imagine yo, y ya varias veces me había pasado así, pero no dejaba de jugar porque me encantaba, pero sabía que mi muñeca sentía todo y ella era como mi mejor amiga, a la que le contaba mis secretos, mis angustias y mis felicidades, y ella ya estaba cansada, y yo también, entonces con tristeza mire a mi muñeca, le di un beso en la mejilla y la lleve hasta una caja; de la cual no volvió a salir hasta el sol de hoy, o mejor dicho la luna.

Llore a mi muñeca mucho tiempo y no entendía porque la había dejado allí y tampoco porque ya no me interesaba jugar con ella, con el tiempo aprendí que estaba creciendo y ya estaba grande para jugar con ella, ahora entiendo que nunca deje de ser grande para ella, sino que había aprendido más cosas y ahora me interesaban mas. Abrace mi muñeca y le prometí que nunca la iba a volver a dejar metida en una caja de nuevo, ella iba a ser mi compañera en todo, aunque yo ya hubiera crecido lo suficiente para dejarla ir, no quería y sabia que ella tampoco.

Deje a mi muñeca sobre el borde de mi cama y cerré los ojos para poder caer en un profundo sueño del que no me quería despertar, intentaba quedar dormida pero no podía, hasta que aparecí en otro mundo diferente, muy diferente al mío, era un mundo de colores en el que solo estaba yo y mucha alegría, por donde caminaba todo era color rosa, purpura, azul y todos esos colores que te recuerdan la felicidad; recorría mi camino sin parar y sin saber a dónde ir ni a donde llegar, solo caminaba. Era un camino rocoso pero bonito en el que había casas antiguas pero elegantes, y entre a una de ellas, la recorrí, y de un momento para otro estaba en una fiesta antigua, tenía puesto un vestido largo abano con marrón y el cabello recogido como en la antigüedad, veía la gente bailando, hablando y riéndose, pero aun no entendía porque estaba yo allí, caminaba y caminaba hasta encontrar algo, y encontré a William esperándome para bailar, sin pensarlo le sonreí, me ofreció su mano y amablemente la cogí para bailar con él.

Era un baile lento y suave como el Valls aunque no sabía cómo bailarlo parecía que en mi sueño sí, nos movíamos espléndidamente y nos mirábamos a los ojos riendo, parecía que la fiesta ya había acabado y en aquella vieja casa solo estábamos él y yo. Salimos de la casa y nos paramos uno al frente del otro, me beso la mano y me entrego una rosa, y desapareció dejándome sola allí, trataba de buscar el camino a la tierra de la felicidad, pero no lo encontraba y todo se volvió gris y oscuro y William no aparecía por ningún lado, era tenebroso y me desperté de un salto.

Esa mañana fue tranquila, estaba en vacaciones y entraba como en un mes a la escuela, no tenía nada para hacer, solamente ir al parque y quedarme sola porque mis hermanos si tenían cosas que hacer y mi madre estaba donde su amiga, entonces salí hacia el parque a ver a quien me encontraba. Me senté en una banca del parque a observar a los niños jugando y riendo, recordé los días en los que yo hacía lo mismo con mi muñeca, quería que volvieran pero eso era imposible, recordaba cada vez más cosas y mientras estaba descuidada a mi lado estaba sentado William, otra vez con su chaqueta y su perfume, me asombre, pero él no parecía así, me sonreía y yo le sonreía a él y no me quedo nada más que decirle:

- ¡Hola! – tímida pero felizmente

- Hola Kayra, ¿Cómo estás?

- Bien, gracias, ¿Dónde has estado?

- Pensando – dijo con actitud

- Y ¿En qué has pensado? Si se puede saber.

- Que estas cometiendo demasiados errores Kayra, si lo vez, esa felicidad portátil no es nada mas un truco, te están engañando y te quieren hacer creer que con eso se arreglaran todos tus problemas, pero después lo pagas con tristeza y agonías. – me dijo una respuesta muy sabia, pero ¿Cómo sabia todo eso de mi?

- ¿Qué? ¡Esto es lo que me hace sentir mejor siempre! Si lo probaras me creerías. – Y le inyecte una de mis felicidades, me deje llevar por la rabia y no pensé que podía pasar

- Tienes razón, alivia tus angustias, no las mías. – No le hizo efecto en nada, seguía amargado e infeliz como el otro día.

- Se fue caminando y dándome la espalda, si no estaba mal, también a nuestra amistad.

Quise ir hasta él y perdonarme, pero no tuve el valor, me quede sentada en la banca con la cabeza baja, recordaba que tenia mas de mis felicidades en mi bolso y las saque todas, me las empecé a inyectar para no sentir más rabia y tristeza, una tras otra y cuando empezaba una quería la otra, no las podía acabar todas porque tendría que ir por mas y se me estaba acabando el dinero, entonces me inyecte unas pocas y guarde el resto, sentí como todo me daba vueltas, sentía felicidad pero mareo y me sentía mal, casi como enferma pero aun feliz, al menos ya se me había quitado aquella tristeza que él no me debió haber causado, se me quito el efecto de todas, y empecé a recordar porque estaba triste y me sentía peor corría y lloraba a la vez, no quería que nadie me viera, quería tratar de alcanzarlo pero no sabía a dónde se había ido, entonces pare y fui de vuelta a mi casa, nadie estaba allí, y sabia que no iban a regresar hasta la noche, ni siquiera mi madre o mi padre, a él no lo veía hace mucho, pero tampoco me interesaba. Seguía llorando y preocupada fui a mi habitación a inyectarme unas mas, necesitaba varios recursos para sentirme mejor, y eso era tan bueno que ya era mi adicción, como un niño pequeño es adicto a las paletas o a los helados, pero yo era mucho más que eso.

Llegue y lo primero que vi fue mi muñeca, sabía que no estaba feliz, porque yo no lo estaba, entonces me inyecte una y simbólicamente a ella también le inyecte otra, ya me sentía mejor, me pare con mi muñeca frente al espejo y las dos no nos veíamos bien, nos veíamos acabadas y con la cara chupada y fea, con ojeras y los ojos amarillos, me sentía vieja y pesada, definitivamente no estaba bien, pero eso era tan bueno que verme así era un pequeño costo.

Ya no se que siento

Un día me desperté, queriendo pensar que nada en mi vida había sido realidad y que todo se borrara, no estaba bien y lo sabía, creo que todos lo sabían, pues estaban preocupados por mi imagen, antes me decían que era hermosa, con un cabello largo y lacio, el que podía lucir y no avergonzarme de él, ahora parece una cabuya y siempre esta enmarañado; unos ojos morrones que deslumbraban a cualquiera, ahora están amarillos; un rostro bronceado y una piel hermosa, ahora parece desgastada y casi gris; Yo ya no era yo, ellos siempre estaban preocupados pero no sabían qué hacer y tampoco sabían que era, yo por mi parte lo negaba todo, aunque supiera exactamente lo que me pasaba y lo que me tenia así, no lo decía porque sabía que no era malo y que mi imagen se iba a recuperar, mi madre siempre me decía que me tomara muchísimas cosas, que me harían bien, no me tomaba ninguna, porque sabía que no me iban a hacer nada y porque olían mal, y sabían peor.

Mucho tiempo pase deprimida y sin saber a dónde ir o que hacer, ni siquiera buscaba a William por rabia y por tristeza, no me encontraba a mi misma y tampoco quería hacerlo, era deprimente mi estado de ánimo y el que hubiera sentido lo que yo sentía haría algo mucho peor de lo que yo estaba haciendo, me ahogaba en mis lagrimas y me consumía la tristeza, no me quedaban ni ánimos ni fuerzas para continuar, pero sé tenía que seguir, o ¿Cómo me recuperaría? Porque sabía que tenía que hacerlo.

Las dosis ya no me servían de nada, me ponían peor, entonces las deje, ya no quería nada y ya no sentía nada y ni siquiera yo sabía que era de mí, era como si estuviera perdida en un mar solitario en donde no sabes que aparecerá y te hará caer y quedar en el fondo hasta que te vengan a buscar.

Ya no comía, de mi solo quedaba el recuerdo y la imagen, mi familia ya no se preocupaba por mí, porque ya no sabían qué hacer, y mi padre no volvió a aparecer, en parte era bueno, pero quería saber aunque sea donde estaba para no decepcionarme más de él.

Un día decidí salir para ver si podía encontrarme a William, porque recogí el valor para poder pedirle perdón y pedirle que me ayudara, entonces fui hacia el parque y me senté en un columpio a esperarlo, pasaron los minutos y las horas y no llegaba, entonces decidí irme y volver al otro día y al otro día hasta encontrarlo, iba hasta mi casa con la cabeza baja, con mi chaqueta de capota puesta mientras llovía y me tropecé con alguien a quien no le alcance a ver la cara, pero parecía ser alguien conocido, sin embargo y sin importarme seguí mi camino, había ido al parque en vano, y no tenía ganas de volver aunque algo me lo dijera, llegue a casa temprano para cenar con mi familia y después a la cama a repetir el mismo día deprimente, aun me quedaban dosis, pero hacía mucho tiempo no las usaba, entonces lo intente por última vez, llegue al cuarto y me inyecte, sirvió un poco y me alegre un poco, al menos ya sonreía, pero sabía que después vendría la tristeza y las ganas de nada.

Dormí bien, hacía mucho tiempo no tenia sueños extraños, hacía mucho tiempo ya no tenía sueños.

Salí al otro día hacia el parque, no me iba a cansar de buscarlo una y otra vez si era necesario, cuando llegue alguien estaba en el columpio, pero no era William, entonces me senté junto a aquel hombre encapotado y alto.

- Hola. – Le dije amablemente

- Hola.

Me dijo y no volvió a decir nada, no me miraba y tampoco dejaba de mirar hacia abajo con las manos entrelazadas y los pies separados, parecía estar pensando, entonces lo deje solo y m fui a recorrer el parque a ver si lo encontraba, él estaba en la banca, tal vez esperando a alguien tal vez esperando que lo dejaran solo, me senté junto a él y lo primero que hice fue pedirle perdón, acepto mis disculpas y me pregunto a que venía, le respondí:

- A que me ayudes

- ¿Ayudar a qué? Eso lo resuelves con tu felicidad

- Ya no me sirve, quiero que me ayudes a volver a ser yo y a ser feliz, por única vez en mi vida.

- ¿Y qué quieres que yo haga? – todo lo que respondía lo decía con un tono de enojo

- Que me perdones de corazón, se de tu enojo y de tu rabia, y la verdad es que te necesito. – Me miro con ojos de ternura y me abrazo, podía sentir su perfume que me encantaba, lo abrace también y no lo quería soltar, tal vez sentía algo mas por él que no era solo amistad, pero aún no estaba segura, lo quería pero no sabía de qué manera, estaba muy confundida.

Después hablamos un poco y le conté lo que me pasaba, me explico que todo eso era gracias a mis felicidades y que debía dejarlas o que lago más malo que eso me podía pasar, incluso que podía ser mortal, no aguantaba las ganas de llorar y en varias ocasiones lo hice, me tuvo que abrazar tantas veces que su chaqueta termino demasiado mojada y me apenaba, ya era de tarde e hizo frio, lo sentía y el sabia que lo sentía, entonces se la quito y me la puso, ahí supe que él era perfecto y pude detallar sus hermosos ojos mientras el miraba los míos y sonreíamos, no parábamos de mirarnos, a veces el bajaba la cabeza mientras sonreía y yo miraba hacia los lados, pero no nos hablábamos, las miradas lo decían todo, por última vez el volvió a bajar la cabeza y me miro con otro ojos y empecé a sentir cosas nuevas.

Cosas raras y mi estomago podía explotar, mi cabeza abundaba de raros pensamientos y en mis ojos se reflejaba, en cambio él, estaba tranquilo, relajado y mirándome fijamente con su pequeña sonrisa, definitivamente yo no podía enamorarme o simplemente sentir algo mas por una persona que acabo de conocer, aunque me ha ayudado en muchísimas cosas, no es posible, simplemente, no sé que siento ni por él, ni por mí.

ME ENAMORE DE MI ANGEL GUARDIAN

Sin saber que sentía William por mí, quise averiguarlo, tendría que hacer algo en ese momento que se me ocurriera para poder salir de dudas, tenía que dejar de ilusionarme o simplemente seguir con mi cuento de hadas.

Estaba sentada en aquella banca, y me hice más cerca de él para poder demostrar alguna muestra de cariño, miraba hacia todos los lados para que el parara mi cabeza (Que ya estaba mareada) y me besara, pero no lo hizo, entonces me incline un poco más hacia él, antes visualice sus labios, rojos y delgados, cerré los ojos y lo bese.

Tal vez el primer segundo no tuvo nada de emoción, pero a medida que fue avanzando el tiempo, sentía cosas más extrañas todavía, que nunca antes había sentido en mi vida, sus labios eran suaves, pero se ponían duros, besaba lento, como si quisiera que le momento durara, sentía su corta respiración y sus labios se convirtieron en una hoguera, sentía como quemaban los míos, pero no quería despegarme, hasta que me quemo tanto que tuve que hacerlo. Me despegue suavemente, sin que el notara algo, abrí los ojos de inmediato y lo miré con cara asustada, el tenia la cabeza baja, como si no fuera capaz de verme a los ojos, no era capaz de hablarle, me sentí mal por lo que había hecho y me sentía demasiado apenada, sin embargo lo hice:

- ¿Qué tienes?

- Nunca debimos haber hecho eso. – Me dijo aún con la cabeza baja y con tono de tristeza.

- Tienes razón

- Que no se repita.

- No se volverá a repetir

Se fue dejándome atrás, aún con la cabeza baja, y debajo de él había una carta, sellada, que decía:

“No la leas hasta los 365 días, promételo”

Pero la intriga me mataba y la abrí, conocí su hermosa letra cursiva y tan perfecta, la carta exactamente decía:

Hola Kayra.

Siento mucho haberte conocido, de veras lo siento desde el fondo de mi corazón, se que te hice un bien al haberte salvado, pero solo hasta ahí debimos habernos visto.

te contaré toda la verdad, solamente no le puedes decir a nadie, o tendrás las peores de las consecuencias. Aquí va:

No soy una persona particularmente, vine aquí para salvarte, y toda la vida lo he hecho, te conozco perfectamente, incluso más de lo que te conoces tu misma, te he acompañado desde el día en el que te creaste, no te asustes, simplemente es una realidad de los dos que tenemos que aceptar, soy un ángel, si, uno de verdad, no de los que tienen alas y tampoco de los malvados, soy el más especial para ti y el que te durara toda la vida, soy el ángel que te cuida y el que no permite que te pase nada malo, en el momento que tenga que irme, lo sabrás, e iras exactamente al lugar donde yo estoy, solo para despedirnos, tendré que ir al lugar desde el que bajé y te seguiré cuidando desde allí, ¿Por qué te dije que leyeras la carta a los 365 días? Porque después de haber pasado un año, ya no te puede doler, al menos no tanto y aguantaras el dolor.

No debimos habernos besado, aunque no niego que me gusto, soy parte de ti, y no debemos tener nada, sé que me quieres y yo siento lo mismo por ti, incluso antes de haberte conocido, pero es indebido e imposible, solamente podemos ser muy buenos amigos, cuando ya sea tu tiempo de venir donde mi, podríamos considerar la idea, pero por ahora ten una vida feliz, tranquila y con la persona que realmente amas, no con un ángel.

Te veré mañana a esta misma hora, se que leíste la carta, te conozco perfectamente.

Atentamente: William Domson.

Leí esta carta y se me escapó una lágrima al saber que me había enamorado de mi ángel guardián, no podía creerlo, ¡por eso el me aconsejaba todo eso! Ahora todo encajaba, no sabía dónde buscarlo, pero aparecía y siempre que lo necesitaba, estaba ahí, aun no sé quién era el hombre encapuchado, y no sé que tenía que ver conmigo, y tampoco quiero averiguarlo.

Después de que William me ayudara a escapar de las dosis, tenia ahora un problema mayor, tener que vivir con la idea de que la persona que amaba era mi ángel guardián, no sabía como lo haría pero tampoco quería hacerlo, me dolía pensar solo en eso.

Tenía que ir a ese parque a esa misma hora, para encontrarme con él y aclarar las cosas, algo tenía que hacer para poder vivir aunque sea soportando él dolor que me causaba solamente dejarlo ir y no volverlo a ver nunca más. Y así lo hice, fui al parque al otro día a la misma hora y me senté en la misma banca a esperarlo, pero parecía que el me estaba esperando en otro lado, lo vi, y apenas me vio camino hacia un bosque lleno de flores y árboles, fui detrás de él para poder alcanzarlo, y el paró en frente de un árbol lleno de flores hermosas, blancas como las nubes, con la cabeza baja me dijo que dentro de pocos días tenía que irse, no sabía exactamente cuántos pero cuando escuché estas palabras no pude aguantar el llanto y lloré todo lo que pude, el me abrazó fuertemente y me recito un poema:

El día que te deje,

No será porque quise,

Mi maestro quiso llevarme

A un lugar donde tú y yo seamos muy felices.

Ese poema me hizo llorar más y no podía contener mis lágrimas, estaba llorando por fuera, pero por dentro ya me había ahogado, no sabía qué hacer en ese momento, si mirarlo, volver a besarlo, o simplemente dejarlo ir o irme yo.

Me solté de sus brazos, me resbale por el tronco del árbol y me senté en la tierra fría y seca, el se sentó conmigo, no aguantaba la idea de verme llorar o sentir que sufría por él.

- ¿Cómo es posible que seas mi ángel guardián?

- Cada uno tiene su ángel guardián, desde un recién nacido hasta un anciano en su lecho de muerte, siento lo mismo que tú sientes, si tu estas feliz, yo estoy feliz, si tu lloras, yo lloro y si tu mueres, yo muero contigo.

- No podemos estar juntos ¿verdad?

- No. No es justo para ti

- Pero podemos

- Tampoco podemos

Tal vez me pude calmar un poco, lo miré con tristeza y le dije que no quería que se fuera, el me explico todos sus motivos, le dije que podía hacer todo desde acá conmigo, pero me explico que se tenía que ir y que no podíamos tener nada porque el pertenecía a mí.

Seguí viéndolo sin parar, y él me veía a mí como dos enamorados que se tienen que separar, y esa misma era nuestra historia, de un momento para otro, no sé quien empezó, no besamos, pero esta vez era más fuerte el lazo que teníamos, no nos queríamos separar y nos besábamos como si fuera el último beso que tendríamos, Wow, quien lo diría, estaba enamorada de mi ángel guardián, estaba enamorada de la parte más bella de mi y también la más perfecta.

Nunca imagine enamorarme de alguien de esa manera, y ni siquiera pensé que tenía un ángel guardián quien podía ser, tenía tantas preguntas que hacerle, pero por ahora lo más importante era pasar lo que nos quedaba juntos, así fuéramos solo “amigos”

Íbamos saliendo de aquel bosque en el que dos enamorados se dan cuenta de que no son el uno para el otro, pero se aman y no se quieren dejar ir, ese boque me traería tantos recuerdos más adelante, pero en ese momento no podía verlo, de solo pensar que allí ocurrió mi historia de amor con él y también termino.

Antes de irse William me dio un beso en la frente, y se fue, me prometió que nos veríamos al otro día en ese mismo parque, ya se había convertido en nuestro lugar de encuentro, todavía nos quedaban cosas por hacer antes de que fuera su último día aquí y los tenía que aprovechar.

Fui a mi casa y no podía dejar de pensar en él, es increíble como en tan poco tiempo me pude enamorar de una persona de la que es imposible amar, aunque no del todo, él me ayudo a poder crear mi propia felicidad y me enseño lo que era la vida, si él fuera una persona normal tal vez podríamos ser algo mas, pero es un ángel, fue diseñado para ayudar, no para amar.

Estaban mis hermanos menores jugando y los mayores deberían en su habitación, yo por mi parte me senté en mi cama a esperar alguna respuesta que tuviera sentido para mi, estaba tan confundida que no podía pensar, todas mis respuestas a todas las preguntas eran erróneas y ya no sabía que pensar o en que creer.

No era un cuento de hadas y tampoco un cuento real, era algo diferente que juntos teníamos que diseñar, o al menos lo tuve que hacer yo sola, y lo iba a tratar de hacer, tratar de vivir sin él, sin su presencia, sin sus consejos o sus indirectas tan directas, o simplemente tratar de vivir sin su perfume, tan suave y dulce como amargo.

De un momento para otro, tuve una idea, tendría que volver al lugar donde nos conocimos y fingir hacer lo mismo que iba a hacer para que el llegara a salvarme, pero el viaje era largo y no recordaba bien el camino, así que decidí no ir y en vez de eso fui al pequeño y hermoso bosque, solamente para pensar.

Cuando llegue al parque me senté un momento en la banca para volver a asimilar las cosas como son y tratar de vivir con eso, y me pare, entre lentamente al bosque y lo primero que vi fue el recuerdo que tenía del árbol cuando William y yo nos besamos, baje la cabeza y continúe recorriendo el bosque, la tristeza me perseguía y se me soltaron varias lagrimas, me senté en un arbusto y me quede allí pesando, solamente en el, en sus ojos, su boca, su piel, su cabello y su nombre.

La tristeza era más grande que yo y no pude aguantar más las ganas y grite, lo más alto y ruidoso que pude, para que el mundo entero escuchara el duro sufrimiento que vivía en ese momento de perder a la persona que más amo y la que más me ayudo.

Los pocos recuerdos y el poco tiempo que estuvimos William y yo en ese bosque eran hermosos que cuando los recordaba lloraba y no paraba de llorar, hasta que la tristeza me gano y perdí la razón, me sentí mareada y perdida y caí, no recuerdo que mas paso.

¿Qué puedo hacer yo?

Contado por William

La encontré en el sucio y frio suelo, no sabía ni siquiera que estaba haciendo allí, y tampoco que quería, esta vez mi memoria había fallado y todo lo que sabía de ella, sus razones y motivos para hacer las cosas y toda su historia se había perdido en mi cabeza, era como si apenas la conociera, y vaya primer encuentro, la encuentro desmayada en el suelo.

Solamente sabía que la amaba más que ella a mí, pero soy parte de ella y no puedo hacer nada, nuestro amor es tan prohibido que el solo arriesgarnos traería una tristeza eterna para ella y para mi, las cosas no son tan justas como deberían, pero así son, el destino las tiene planeadas para nosotros y no lo podemos cambiar, se supone que tenemos que diseñar el futuro con los que nos prepara el destino, nunca las cosas nos van a salir como las queremos, así sea todo planeado, todo cambia.

La veía en el suelo tan indefensa y con tan pocas posibilidades que lo primero que se me ocurrió fue besarla y abrazarla para nuca mas soltarla, pero no era suficiente, y la lleve a su casa, su madre me recibió muy bien y a sus hermanos no los veía, su madre la recosté sobre su cama, pero no despertaba ni mostraba alguna señal, debíamos llamar al hospital.

Cuando la recogió la ambulancia sentía un vacio muy grande dentro de mí, ella no se podía ir y mucho menos ahora, quería ayudarla pero no sabía cómo. Fui al hospital y pregunte por su habitación, me dirigieron hacia ella y la encontré aun sin despertar, allí también estaba su madre quien la tenía agarrada de la mano y recitando algunas canciones de cuna, cuando entre su madre me sonrió y salió. Entendía que quería que estuviéramos solos un rato.

Agarre su mano y le dije cuanto la quería, la bese un par de veces, seguía sin responder y no sabía porque si ya llevaba tiempo en el hospital, solté su mano y fui a abrir la puerta para que su madre entrara, en ese momento, despertó diciendo:

- ¿William?

- ¡Kayra! Perdóname, por favor.

- No te tengo que perdonar nada, solamente yo tuve la culpa de lo que paso.

- ¿Qué paso?

- Sabía que eran esas dosis y presiento que eso es. – tal vez eso la tenía tan débil y el estar triste y sola lo empeoro.

- Tranquila, aquí estoy yo y te apoyo en todo, nunca te dejare.

Le bese la mano y salí para que su madre entrara, la mire por última vez y ella me estaba sonriendo, su cara ya se veía normal, un poco agotada y cansada, pero hermosa como antes.

¿Qué puedo hacer yo? Si me enamore de ella y es contra todas las reglas del universo, si ella se enamoro de mi y tiene derecho a ser feliz, si los dos queremos vivir nuestro propio cuento de hadas y mientras estemos juntos hemos podido, pero, es imposible amarnos eternamente, ella es una persona normal, una humana, yo soy un ángel.

Momentos mágicos

Contado por Kayra

Desde que lo conozco he pasado los mejores momentos junto a él y no los quería perder, ideamos un plan para seguirnos viendo y seguir lo nuestro, todos los días en el bosque y así fue.

Siempre que íbamos moríamos de la felicidad de habernos visto el uno con el otro, sentía que el mundo estaba a mis pies y todo gracias a él, éramos tan felices que se nos pasaban las horas juntos y los días volaban, lo que odiaba porque cada vez se acercaba mas el día de su partida.

Reíamos, Disfrutábamos de cada momento juntos sin contar con el tiempo que nos quedaba, ni el tiempo ni las reglas nos podían separar, mi madre aun no sabía nada de William y espero que así se quedara, aunque ella me apoye en todo iba a ser muy poco el tiempo que íbamos a estar juntos y ella se decepcionaría, y nunca más volvimos a tocar el tema de él.

William y yo siempre teníamos nuestro lugar de encuentro, el mismo bosque a la misma hora todos los días, ya era una rutina. En ese bosque estaban todos mis secretos, mis angustias, mis miedos y mis sueños, William me prometió que mientras él pudiera hacer algo, haría todo lo posible por cumplir todos mis sueños, el principal era que él se quedara, pero eso ya no dependía de él, sino de las reglas y el destino.

Siempre trató de contarme los secretos que escondía el mundo, iba paso a paso, pues no podía revelármelos todos porque era indebido y rompería mas reglas de las que ya estaba rompiendo, por ejemplo uno de los secretos que me conto, fue que a las mejores personas que habían en el mundo, se les concedió una segunda vida, en el lugar donde escogieran, habían sido demasiado buenos con el mundo y con las personas que había en él. Me dijo que yo no era una de esas personas, en ese instante me reí y le pregunte porque, él me dijo que al haber besado y al haber tenido una cuento de amor con un ángel, se me había quitado ese privilegio y quien sabe cuántos mas, pero que no importaba eso, lo que importaba es que cuando ya fuera mi hora íbamos a estar juntos fuera en donde fuera.

Bajo la luz de la luna en el bosque, siempre nos contábamos nuestros secretos, nos parecía una forma de seguridad, y de cariño, nos parecía romántico, y al ser él un ángel, tenía que aprovechar su sabiduría sobre la vida.

Hacíamos planes futuros aunque él no estuviera, siempre me prometía que iba a volver, aunque aún no ha vuelto sigo confiando en su promesa.

El momento más feliz que recuerdo junto a él fue cuando me salvó de caer de aquel gran y largo precipicio, donde casi muero y de no ser por su precisión pudo haber muerto el también.

Hay un momento que he querido vivir con él desde que lo conocí, quisiera caminar con él por un campo lleno de flores y de mariposas, donde la paz abunde y la tranquilidad permanezca siempre, donde el tiempo no importe y jamás se acabe, que él me prometiera que viviría conmigo siempre y que nunca se iría a ningún lugar sin mí. Pero es imposible.

Estábamos en el bosque una vez, pocos días antes de su partida, y nos sentamos a hablarnos y a mirarnos, solamente eso, y él me levanto con sus manos, tan cálidas como él, y empezamos a caminar por todo el bosque, sentía como las plantas rozaban mis piernas descubiertas por mi vestido de flores, sentía como las flores aromatizaban el lugar, y sentía como su amor podía tocarme y volaba por los aires. Fue un momento mágico junto a él, hermoso como todos, e inolvidable como ninguno.

También en aquel momento sentía como el sol estaba a nuestro favor, como si las reglas hubieran terminado y ninguna regla impidiera nuestro amor, solo era un sentimiento.

William quería cumplir todos mis sueños, costara lo que costara, siempre me prometió que me cuidaría y haría todo porque mis sueños se cumplieran. Pues ya estaba tocando piano en el gran teatro, toque como nunca, la felicidad me alumbraba y mis ojos radiaban de felicidad, me había puesto un vestido corto abano con nos tacones bajos blancos.

Toque una canción inventada por mí, la cual tocaba cuando quería calmarme y quería sentirme feliz y llegar al mundo que siempre quise, pero no me había dado cuenta de que ese mundo ya estaba en mí, y ya había llegado.

Mis hermanos, mi madre, mis amigos y muchos extraños fueron para solamente escuchar mi talento y admirarlo. William también estaba ahí, aunque yo no lo viera, el me apoyaba y el siempre estaría ahí solamente por mí, estaría cuidándome y escuchándome. Para cuando yo estaba tocando el ya se había ido.

Te cuidare, desde las alturas del cielo,

O desde los bajos de la tierra,

Te acompañare en cada uno de tus éxitos

Y te apoyare en todas tus tristezas.

Pues por ti existo y por ti vivo.

Gracias a ti he soportado la soledad, al saber que cada día piensas en mí,

Y al saber que cada día pienso mas en ti,

Mi cuerpo y mi alma vuelven a nacer.

Temo el perderte,

Entre las sombras más oscuras del universo

Que estemos por caminos separados

O que jamás nos encontremos.

Te amo recuérdalo siempre,

Tenme presente.

Yo te esperare

Algún día de septiembre, no recuerdo bien cual y tampoco me gustaría recordarlo fue cuando él destruyo mi corazón en mil pedazos, pero aun lo amaba con cada uno de los pedacitos.

Estaba en mi casa alistándome para ir al bosque para estar junto a él, sentí una ráfaga de viento frio que me avisaba que sería un día gris, pues no me importo y sin embargo fui a verlo, llegue al bosque y estaba vacío, los arboles no tenían vida, las flores estaban marchitas y las hojas estaban marrones, el césped ya no era tan verde como antes y el bosque se veía triste y apagado, y me senté a esperarlo.

Había pasado tiempo desde que había llegado y el no aparecía y parece que no iba a hacerlo, entonces triste me devolví a casa a tratar de pensar que le habría pasado, y en el camino, lo encontré, con el rostro empapado y la cara baja, le alcé la cabeza y lo mire.

- ¿Pero que te ha pasado?

- Nada.

- ¿Qué? Tienes la cara empapada y no te ves bien

- Tú me has hecho mal.

- Aja, y ¿A qué te refieres con eso?

- Que gracias a ti, hemos roto todas las reglas posibles e imposibles, tengo que alejarme de ti e irme de una vez por todas.

- Pues vete, ya no te necesito, no me importa quién seas, o que eres, me hiciste pensar que eras otra persona diferente, confié en ti, te entregue mis sueños y mis tristezas, y ahora tú te vas. Gracias por tu sinceridad. – Dije gritando entre lágrimas, y me aleje, si él quería que lo hiciera pues lo hice, no me importaba nada más, aunque era él en lo único que podía pensar.

Llegue a casa llorando, mi madre e Iris me preguntaban que me había pasado, pero como a cualquier persona que le acaban de romper el corazón, no respondí nada y llore mas corriendo hacia mi cuarto.

Iris entro a apoyarme y a calmarme.

- Ya te perdí una vez, no quiero hacerlo dos. ¿Qué te ha pasado?

- ¿Qué harías si alguien a quien amas con todo tu corazón te traicionara después de confiar en el todo lo que tienes?

- ¿Quién te hizo eso?

- La persona que más amo y que perdí por siempre.

- ¿Y quién es esa persona?

- William Domson, el chico que me trajo la otra vez a casa.

- ¿Y cómo puedes amar tanto a una persona después de tan poco tiempo de haberla conocido?

- Porque me di cuenta de lo que es. – En ese momento Iris me miro con cara de extrañada, y le empecé a explicar todo de los ángeles y quien era William, me prometió que no diría nada y le creí, siempre cumplía lo que prometía aunque esto significara silencio eterno.

- Si quieres un consejo… búscalo y aclárale todo, sin palabras groseras y tampoco gritando, dile que no lo quieres perder y cuanto lo amas.

- El ya lo sabe.

- Repíteselo.

Aunque mi hermana fuera más pequeña que yo, da muy buenos consejos y así hice, fui en busca de él, se me ocurrían tantos lugares, pero tan pocos a la vez, algunos precisos algunos peligrosos, pero en donde tenía la certeza que él iba a aparecer, seria en aquel precipicio donde nos conocimos.

Trate de ir hacia allá, y lo logre no me demore tanto ya que iba en el auto de un amigo.

Recordaba bien las flores, y busque el precipicio, me senté frente a él mirándolo, ahora podía verlo más claro y pensé que si hubiera caído, hubiera muerto instantáneamente, había una rama en forma de cuchillo apuntando hacia mí.

William no daba ninguna señal, aunque no tenia riesgos de hacer nada, se me ocurrió la idea de que si me paraba en frente del precipicio y fingía caer, William vendría por mí, estire los brazos y me pare firme, dure un buen rato así y William no aparecía, incluso me incline un poco y seguía sin aparecer, ya me estaba dando mareo, pero lo soporte hasta que sin culpa, resbale y me sostuve de la punta de la rama intentando no caer, estaba asustada y nerviosa, no sabía qué hacer si la rama se rompía, que estaba por hacerlo, trate de levantarme un poco hasta agarrar el borde del precipicio y lo logre, gritaba ayuda para que alguien me escuchara, y alcance a ver una mano cerca de mí, No era William… ¡era mi padre! quien también estaba preocupado y me agarro para subirme.

- ¡Kayra, sostente fuerte! – Dijo con preocupación

- Eso intento.

Y logro subirme mi padre a quien no veía hacia días, o meses tal vez.

- ¿Qué hacías colgándote de esa rama?

- Nada, tratando de buscar a alguien

- Casi me matas de un susto. – Mi padre nunca le importo lo mío así que no pregunto porque o a Quien.

- Perdón, no volverá a suceder, ¿Qué ha pasado contigo? No volviste a casa

- Tu madre no quiere que vuelva

- Tiene razones, la golpeas hasta que este inmóvil y casi muerta.

- Es porque no quiero perderla y quiero que solo sea mía. La amo

- Alguien a que de verdad ama no la golpea y tampoco la trata con malas palabras, siempre busca su bienestar y su felicidad, tú no la amas, tú tienes una obsesión por ella.

- Perdóname, y mándale perdón a ella.

- Te perdono, y te quiero papa, espero que vengas a visitarme algún día.

- Lo hare, pero alguien te vino a buscar.

De repente apareció William con un ramo de flores, viéndome y caminando hacia mí, m quede sin palabras y sin aliento, no sabía qué hacer o que decir, cuando me entrego el ramo de flores me dio un beso en la mejilla y me dijo al oído: “Cumplí tu sueño”

Y mi sueño era que mi padre me quisiera, poco o mucho, algo.

Me agarre a llorar y William me consolaba, abrace a mi padre y él me abrazo a mí, sentía por fin su amor hacia mí, como nunca lo había sentido todos estos años, tener un padre era lo mejor que podía pasar.

Volví a casa con William y se lo presente a Iris, quien estaba feliz de conocerlo, le di a mi madre las noticias de mi padre, y mi madre se alegro, pero igual no lo quería de vuelta, había hecho suficiente daño por toda una vida y muchas más.

Salí de casa con William, agarrado de mi mano me dijo que lo perdonara por lo que había dicho esa mañana, era solamente para que yo me alejara de él y su partida no fuera tan dolorosa para los dos, pero que había hecho todo lo contrario. Le dije que no importaba, lo único que importaba era que los dos nos amábamos y estábamos bien.

Al otro día, era sábado en la mañana y William me iba a buscar para dar una vuelta, así que empecé a alistarme tan hermosa como nunca, cepille mi cabello varias veces, me arregle el rostro y me puse un vestido corto de flores rosas con unas bailarinas blancas. William llego a mi casa, me despedí de mi madre y de Iris, pues mis otros hermanos estaban durmiendo, y salimos hacia el parque.

Llegando, había un fotógrafo en la calle pidiendo porque nos tomáramos algunas fotos, aceptamos y varias fotos bonitas nos tomamos, me quede con algunas y William solo se quedo con una, pero se quedo con la que nos estábamos mirando fijamente el uno con el otro.

Las fotos eran blancas y negras reflejando la antigüedad y el amor con solo esos dos colore, reflejando también que solo nos necesitábamos el uno con el otro.

Llegamos al bosque y el con la cabeza baja – Sabia que algo ya andaba mal – Me dijo:

- Ya me tengo que ir.

- ¿¡Qué?! – Soltando una lagrima caí sobre la tierra mirando al vacio

- Recuerda que siempre te estaré cuidando, siempre estar contigo, nunca te dejare sola, te amare aunque sea prohibido y te esperare toda tu vida.

- No quiero que me dejes, sabía lo que vendría, perdóname por quererte tanto.

- No hay nada que perdonar porque yo te quiero igual. Kayra, levántate, mira al mundo, es como lo soñaste.

- No lo sueño sin ti. Lo quiero junto a ti, es lo único que quiero, que mi cuento de hadas sea junto a ti, con mi ángel.

- No hay nada más que desee más que eso, pero tengo que irme y cuidarte desde arriba. Ten presente que te amo y jamás dejare de hacerlo, haz tu vida y espérame hasta mí llegada otra vez, no tardare mucho. Solamente ten paciencia

- Lo bueno dura poco y se tarda mucho, tratare de ser fuerte, solamente dame señales de que aun estas ahí.

- Lo hare, te lo prometo.

Y se fue, sin decir palabra alguna, simplemente me dio uno de sus suaves besos en la frente y se marchó.

Veía mientras se alejaba sin mirar atrás, la última vez que me vio fue antes de irse del todo, volteó la cabeza, me sonrió y siguió una extraña luz blanca, al segundo William ya se había ido.

Sabía que estaba conmigo aunque yo no lo viera, sentía su amor como me rozaba el corazón y como besaba mis labios, sé que me ama y sé que lo amo, más que a nada, aunque nuestro amor fuera prohibido nada ha podido separarnos, aunque distanciados nuestros latidos están unidos.

El es parte de mí, como una vez me lo dijo, es imposible que nos separen del todo, y para simbolizarlo, le escribí un poema:

Desde la oscuridad te veía,

Creía que nunca te perdería,

Y aunque nunca lo hecho,

Te quiero cerca a mí.

Voy a esperar a William todo lo que sea necesario, nunca se ira de mi, sus poemas o su hablar, sus consejos o su aroma. Aun tengo nuestras fotos y el tiene la nuestra, para que aunque separados por kilómetros tengamos un recuerdo de cada uno.

Lo recordare muy bien, desde que apareció, éramos unos extraños queriendo conocernos, después fuimos dos amigos que se protegían hasta el fin, y terminamos siendo dos enamorados que se conocían de toda la vida y nunca se querían separar. Pero ya ven como es el destino, nos quiso separar para poner a prueba nuestros sentimientos, pero se dará cuenta que nuestros sentimientos son puros.

Nunca antes había tenido una historia más rara, me enamore de mi ángel guardián, sin darme cuenta que él era eso.

Después de su partida, el tiempo transcurrió normalmente, seguí con mi familia bien, mi padre viene a visitarnos constantemente y mi sueño también se cumplió, pues estoy tocando en el gran teatro piano, con un montón de extraños mirándome, mi familia está orgullosa de mi, a mi padre se le nota la emoción y William esta observándome allí, aunque no lo veo, lo siento. Para cuando ya se había terminado mi canción, todos me estaban aplaudiendo, lanzaban rosas hacia mí, gritaban con emoción y alguien me lanzo el ramo más hermoso que he visto en mi vida, en él había una carta que dice:

“Te dije que te iba a dar señales, no te imaginas lo que pasa aquí arriba, con amor. William”

La cerré, sonreí para mis adentro y seguí sonriendo al publico mientras me alejaba.

Detrás del escenario hay un hombre encapotado que admiro mí talento:

- Tocas excelente. – dice con un tono de voz muy masculino y con voz ronca.

- Ya lo sé. – le bajo la capota de la chaqueta y lo beso, era William obviamente, siempre lo supe.

- Me conoces muy bien. – Dice con admiración

- Tal cual como tú lo haces. – Le agarro la mano y le sonrió, el me da un beso y me sonríe, de un momento para otro ya no está, pero deja su chaqueta en el suelo.

La recogí suavemente, mire hacia arriba y sonreí, pues el aun seguía conmigo.

Lo voy a esperar, aunque se pase toda mi vida, lo amare como el primer momento, y cuando volvamos a estar juntos lo agarrare fuerte de la mano para no soltarlo nunca más, caminaremos hacia nuestro destino juntos y jamás tendremos que preocuparnos por las reglas, pues el amor está a nuestro favor.