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martes, 23 de agosto de 2011

METÁFORA DE UNA AGONÍA-AUTORA JESSIKA DIAZ GRADO 11 BETHLEMITAS

Metáfora de una Agonía

AUTORA:

Jessika Díaz Herrera

ÁREA LENGUA CASTELLANA

Prologo:

Tal vez encontrar la razón de un libro referente a una asesina sea complicado, incluso absurdo considerando que muchos puntos de vista toman estos libros como la continuidad de la violencia, su promoción e incluso su defensa, pero este libro no tiene ninguna de las anteriores intenciones, describir el plan asesino de una joven puede resultar siendo el escape a traumas escondidos, pasiones reprimidas o incluso expresadas ya.

Los traumas reprimidos muchas veces son más peligrosos que los otros, son deseos ocultos que revelan la verdadera identidad de alguien y que se esconde bajo la simple, común y en algunas ocasiones monótona imagen de persona común y corriente, que engaña perfectamente a quienes le rodean, muchas otras liberan estos traumas, y asesinan a libre albedrio, siendo tan audaces de no permitir que nadie se entere de lo que hacen, engañando hasta a su familia.

Lo que me llevo a escribir este libro no solo tuvo razones enfocadas a la liberación de traumas, tuvo otros sentimientos personales como la pasión por los crímenes e historias ficticias, en donde mi personaje es simplemente mi marioneta y puede hacer todo lo que yo quiera incluso, siendo actos ilegales y extraños.

Además de esto, comparto algunas cosas con la protagonista, tal vez quise reflejar una faceta mía en ella, sobretodo su sadismo, pero no por cualquier tipo de personas, sino por personas que realmente merecen un sufrimiento mayor al que han causado.

Introducción

El asesinato muchas veces termina siendo el ultimo recurso de una persona para acabar con lo que mas le molesta, aunque depende de la persona, por ahí dicen que solo un valiente puede matar, bueno tal vez sea cierto, tal vez solo sea una frase que intente disculpar a aquellos que en algún momento han destruido la vida de alguien sea quien sea, olvidando su familia, sus seres cercanos e incluso los valores que en algún momento le fueron enseñados.

Lía, una joven bien criada y que no tuvo mayores traumas en su infancia decide liberar el que mas le mortifica y a pesar de haberse alejado de el, no logra olvidar, su vecina, quiere hacer lo que sea con tal de lograr su meta, matarla.

Índice

Capitulo: Pagina

I. A la mañana siguiente…………………………………………………………… 5

II. El teléfono…………………………………………………………………… 10

III. El hombre de las gafas oscuras……………………………………………… 16

IV. La habitación 482……………………………………………………… 20

V. ¿El dia esperado?……………………………………………………………… 23

VI. ¿Qué ha pasado? ……………………………………………………… 30

VII. La cita………………………………………………………………………… 32

VIII. Una vida algo confusa……………………………………………… 37

IX. Una vez más………………………………………………………………… 40

X. En casa de su amiga………………………………………………… 45

XI. La odisea aeroportuaria……………………………………………………… 47

XII. Destino seguro………………………………………………………. 54

XIII. Puertas más allá del avión………………………………………………… 56

XIV. El recorrido……………………………………………………………. 61

XV. De regreso…………………………………………………………………… 62

XVI. Continuando con los planes………………………………………… 63

XVII. Despertar no siempre es placentero…………………………………….. 66

I. A la mañana siguiente:

Ya eran las 5:05 am y aun no sonaba el despertador, Lía ya había despertado y estaba satisfecha porque por primera vez vencía a su reloj, desde la cama, debajo de las cobijas terminaba de planear los últimos detalles de su día, pensaba fríamente a donde iría, que buscaría, como lo utilizaría, quería que este día fuera especial y perfecto.

A las 5:30 por fin sonó el despertador, los 25 minutos que estuvo despierta antes se le hicieron cortos, se esfumaron rápidamente en medio de los últimos detalles; apago el despertador y miro como corrían las manecillas del reloj, sabía que era su día y no tendría tiempo para distraerse, se dispuso a organizar su habitación pues el día anterior había quedado un poco desordenada después de escribir tantas veces su plan y cambiarle a cada rato detalles; busco el papel que contenía el plan completo.

Reviso de nuevo el plan, recordó como seria todo y se fue al baño, en la ducha mientras se bañaba quiso alejar por un momento su mente de lo que creía el plan perfecto, estuvo recordando cómo habían sido sus días de estudio en el colegio y como casi es expulsada del colegio por no seguir las reglas de aquella institución que recordaba con algo de desprecio y a la vez nostalgia, repaso lentamente cada una de sus compañeras, a quienes quería y a quienes detestaba, ya había olvidado el porqué de su desprecio.

Cerro la llave de la ducha, pero se dio cuenta que no tenia mas shampoo, entonces, salió y tuvo que buscar uno nuevo y cuando regreso al baño siguió recordando sus días de estudio, sabía que no era buena en matemáticas, ni literatura, mucho menos historia, en realidad no sabía aun cual era su talento, aunque se sentía conforme estudiando diseño y muy orgullosa de saber que pronto se graduaría y empezaría a hacer su vida.

Pero antes, debía acabar con lo que más odiaba, algo que siempre la molestó y nunca tuvo la decisión definitiva de acabar, su vecina. Siempre pensó cuanto le gustaría haberla matado, pero no sabía que haría después de tener el cadáver. Tal vez sería muy sospechosa y la encontrarían fácilmente. Por eso decidió esperar.

Desde que tenía 12 años su vecina había sido su peor pesadilla, y aunque al principio tomo con calma su desprecio hacia ella con el paso de los años incremento, hasta hacerse tan incontenible que lo único que deseaba era acabar con su vida, pero para ello debía ser supremamente sutil, así no levantaría la mas mínima sospecha de que ella habría sido la autora de ese crimen. Para levantar las mínimas sospechas pensó, primero, en mudarse y después matarla.

Así lo hizo, a los 18 años se mudo, pero ya era muy tarde para olvidar cuantos deseos tenia de acabar con aquella mujer que nunca le dio un minuto de descanso, había dos cosas que disfrutaba enormemente de haberse mudado, la primera era que ya por fin podría descansar de su vecina y la segunda era que ya la podría matar sin levantar tantas sospechas como lo habría hecho si aun viviera al lado. Desde su nueva casa planeo por varios años como seria el momento en que la mataría, y aún sabiendo que ya no la tenía que soportar, no resistía la idea de que otra persona la tuviera al lado, por lo tanto decido hacerle un bien a su nuevo vecino.

Le emocionaba la idea de que pronto cumpliría con su más profundo y oscuro deseo, y después de cumplirlo viviría una nueva vida, la que siempre quiso.

Termino su baño y busco en su habitación la ropa del día, se puso lo primero que vio en su armario, una blusa negra y un jean, mientras se vestía recordó cuando estaba más pequeña, las formas que pensaba para matarla; paso por todas las estrategias, desde una gas hasta arsénico, pensó en abrir un agujero desde su casa hacia la de ella, y por allí inyectarle un gas altamente toxico, así moriría lentamente y no sentiría dolor, pero tal vez fue éste último detalle el que la hizo desistir de este plan, esa despreciable mujer no podría merecer una muerte tan tranquila, ella debía sufrir antes de morir, además que sería lo más obvio y no se podría arriesgar a que la metieran a la cárcel, pues quería hacer de su vida algo importante. Para envenenarla con arsénico primero debía hacerse su amiga y posteriormente en alguna comida darle una fuerte dosis para matarla, pero no estaba dispuesta a verla a la cara sabiendo cuanto la odiaba.

Después de pensar y pensar, decidió que lo más lógico e inteligente era estudiar su vida, y así lo hizo, aprendió cada uno de sus movimientos, cuando salía, a donde y para qué, entonces después de conocer su vida, sería capaz de provocar lo que ella llamaría un “accidente”.

Mientras se terminaba de vestir, pensó en que desayunaría, podría comer huevos revueltos, o tomar un vaso de leche o café, o tal vez comer cereal o fruta, o salir sin comer nada pues su día sería muy agitado, al final decidió comer un pan rápido y salir, de salida busco en su morral las llaves de la casa pero no las encontró, por lo que tuvo que buscarlas y aunque desarmo la casa en búsqueda de sus llaves no las encontró, y sin ellas le sería imposible salir.

Le dieron las 9 am y aun no encontraba sus llaves, por lo que tuvo que tomar la drástica decisión de postergar su plan hasta el otro día. Determinación que no la hacía nada feliz, pero no tenía otra opción más que ejecutar su plan al día siguiente pues no podría seguir a su vecina por ahora.

En la sala se quedo pensando en donde habría podido dejar sus llaves, recostada en su sofá mientras apoyaba la cabeza en uno de los brazos, pero no tenía ni la menor idea y no recordaba entre tantas veces que había rediseñado su plan donde habría podido dejar sus llaves.

A las 9:30am llego el periódico, después de meditar con cabeza fría no lograba aún dar con el paradero de las llaves y ya estaba desesperada por no recordar su ubicación, para despejar la mente decidió revisar el periódico, en el encabezado del día aparecía: aumenta índices de asesinato en la ciudad. Este titular no le causo más que gracia pues pensó que ella ayudaría a aumentar tal índice y nadie lo sospecharía.

II. El teléfono:

Después de revisar minuciosamente el periódico, reafirmo su opinión acerca de ellos, no eran más que diarios amarillistas que fueron creados con el fin de alimentar el morbo de las personas y de vez en cuando incluían noticias positivas para suavizar el impacto de las otras que reafirmaban el mal estado del país, la violencia, los secuestros, violaciones de derechos por parte del gobierno, etc.

Leer el periódico llevo a Lía a un momento filosófico, pues pensó, si tan solo en el país se impulsara mas la educación, se redujera la corrupción y el tiempo de jubilación probablemente sería un país más productivo y con una economía más dinámica, especialmente si la mayoría de los recursos e impuestos no se estancaran en el gobierno, enriqueciendo a quienes ya son ricos y empobreciendo aún más a quienes ya son pobres, y esta cadena no terminaría a no ser de que al país llegara un presidente que fuera súper man y salvara todo, pero era una utopía que con el paso de los años se hacía más grande. Le enojaba seguir leyendo injusticias en aquel diario por lo que prefirió dejarlo a un lado.

Aun con su cabeza en el brazo del sofá, pensó si lo que haría no sería una injusticia también, pero aquella pregunta confirmo sus deseos de acabar lentamente con la vida de esa despreciable mujer, pues no era una injusticia, ella le hizo miserable su adolescencia y por ello debía pagar.

Ahora el tiempo pasaba lentamente, y su momento filosófico aún no llegaba a su fin, pues dicha sensación de lentitud llevo a Lía a recordar una de tantas clases en donde aprendió de Einstein que la realidad era relativa y por consiguiente el tiempo, así al necesitar ella más tiempo, se le haría muy corto y sentiría que no le alcanzaría, lo que habría pasado si hubiera podido llevar a cabo el asesinato ese día, pero al necesitar que el tiempo pasara rápidamente sentiría que le pasaría muy lento y se haría casi que eterno. Por esta razón decidió ocuparse haciendo algo a ver si así se acababa el día rápidamente y llegara el día tan esperado.

Decidió organizar su casa y dejarla impecable pues hacia unos días no la organizaba, recogió sus cuadernos de la universidad, recordó que pronto tendría que entregar su proyecto de grado y además tendría que lidiar con un asesinato y aunque estaba decidida a hacerlo, tenía muy claro que no sería nada fácil los primeros días saber que había matado a alguien, pero el hecho de tener trabajo por hacer la ocuparía y ayudaría a que olvidara el crimen que había cometido.

Repentinamente sonó el teléfono y el tiempo aún no corría rápido y las llaves seguían perdidas. Rin Rin… ¿hola?

Contesto Lía, al otro lado del teléfono no había más que un ruido algo tenebroso, una vos que no hablaba claro le susurro algo, pero Lía no entendió por lo que pregunto

¿Con quién? ¿Qué quiere?

Pero colgaron el teléfono y ella no supo quien era ni que quería, aprovecho que su teléfono identificaba inmediatamente el número del que llamaban y su curiosidad no le permitió dejar la situación así, por lo que devolvió la llamada. Demoraron en contestar así que Lía perdía a cada timbre más las esperanzas de saber quien la habría llamado. Después de una larga espera al otro lado del teléfono contesto una voz de hombre.

- Buenos días, ¿en qué le puedo ayudar?

- Buenos días, dijo Lía, acabo de recibir una extraña llamada de este número y deseo saber quién era y que me quería decir.

- Disculpe señorita, pero esto es un teléfono público, por lo que no le puedo decir quien la llamo, ni para qué.

Lía no tuvo más opción que agradecer y colgar, la curiosidad seguía aumentando y la respuesta se hacía más difusa. Decidió dormir un rato y guardar la esperanza de encontrar las llaves al momento de despertar y recibir de nuevo aquella llamada misteriosa para poder descubrir que era.

Eran casi las 12:00m y Lía aún dormía, en aquel sofá gris de diseño algo extraño, totalmente apegado a sus gustos, su teléfono de nuevo sonó, y su cuerpo instantáneamente se tiro del sofá para contestar

- ¿hola? ¿Quién habla? ¿Qué desea?

- Hola amor, ¿Cómo estás?, dijo la vos de un hombre.

- Ah, hola mi amor, muy bien, ¿y tú?

Era su novio, con quien llevaba poco más de un año, el había sido su profesor de filosofía en el colegio, y después de graduarse ambos se vieron continuamente hasta que termino todo en una relación algo complicada y apasionada.

- Bien mi vida, pero y ese tono tan curioso que sentí en tu vos, ¿que fue?

- Ah, no, solo que sonó el teléfono y me tire del sofá, eso es todo.

Mientras transcurría la conversación entre Lía y su novio, que era ya mayor, ella recorría toda su casa, su mente era un mar inundado de pensamientos, todo se revolvió en un diluvio del que nada se salvaría, todo se mesclaba y no encontraba respuesta a ninguna de sus preguntas, ¿donde estarían sus llaves?, ¿Quién habría llamado antes?, ¿encontraría sus llaves?, ¿podría ejecutar su plan al otro día?, ¿Qué querrían con la llamada anterior?

Mientras se realizaba todas estas preguntas, logro prestarte atención a Alfonso, su novio, y respondió cada una de las preguntas que él le hacía, ¿como estas? , ¿Qué hiciste hoy?, ¿salimos en la noche?, y a al mismo tiempo recorrió toda su casa.

Al llegar al baño y mientras revisaba si habría basura en la papelera, sorpresivamente encontró una bolsita, en la que guardaba una cadena que tenía desde pequeña, pero la cadena la tenia puesta y la bolsita tenía algo en su interior. ¿Qué podría ser?

Mientras terminaba la conversación con Alfonso, se agacho y recogió aquella bolsita que guardaba algo aún desconocido. La levanto y halo de sus cintas, y mientras la boquilla terminaba de abrirse se hacía más visible aún la figura de lo que parecía un llavero, y debajo de aquel llavero se encontraban las culpables de su retraso… las llaves de la casa.

Mientras Lía buscaba desesperadamente en lo profundo de su mente la mejor excusa para deshacerse de su novio sin hacerle creer que no quería hablar con él, porque no era así, solo que necesitaba tiempo para terminar de organizar su día, el seguía preguntándole acerca de lo que había hecho, sus padres, etc. Ella feliz porque había encontrado las llaves decidió decirle a Alfonso que tendría que salir de urgencia pues una amiga la necesitaba.

- Amor, debo irme pues Kelly me necesita y la veré en un café.

- Oh, está bien mi amor, te llamare en un rato entonces.

- Si, está bien. Dijo Lía

- No olvides que te amo. Dijo Alfonso con un tono de enamorado que no cabía en el teléfono y se salía por el auricular.

- Y yo a ti mi amor, te amo demasiado. Contesto Lía con un tono no tan cursi pero tal vez estaba igual o más enamorada que Alfonso.

A Lía nunca le gusto demostrar a un hombre sus sentimientos por completo, pues siempre tuvo el miedo permanente a que le hirieran daño. Pero empezaba a creer que si estaba tan enamorada debía expresarlo y no ocultarlo pues podría afectar su relación a futuro.

Lía y Alfonso habían sido hasta el momento una pareja muy estable, y siempre hicieron planes para cuando ambos fueran profesionales y cada uno trabajara. Viajarían por el país y poco a poco conocerían el resto del mundo. No tendrían hijos y tal vez adoptarían uno.

Por último la conversación termino con un bye melancólico por parte de Alfonso y un adiós apurado de Lía.

Ahora, dichosa por haber encontrado sus llaves, Lía pensó en buscar un lugar seguro en donde guardarlas para no perderlas de nuevo, y no se le ocurrió un mejor sitio que el bolsillo de su maletín.

Cuando estaba guardando las llaves en su morral, que estaba en la sala, vio el teléfono tirado en una esquina, y recordó la misteriosa llamada y volvió su curiosidad, pero no tenía nada que hacer pues no sabía para que la necesitaban y lo más seguro era que este misterio seguiría así hasta el final de sus días y tendría que olvidar dicha llamada para no mortificar su existencia de por vida.

III. El hombre de las gafas oscuras:

Ya era más del medio día y su tarde se pasaría sin un lugar a donde ir, o una salida que hacer, su día terminaría muy aburrido… a no ser de que se decidiera a hacer algo nuevo que motivara su día.

- ¡Eso es!

Exclamo Lía, rompiendo en inquebrantable silencio de su casa.

- Ya sé que hare. Pensó. Como hoy no podre hacer lo que tenía planeado hacer, buscare algo para hacer. Saldré y tomare un café y después tal vez vaya a cine.

Se cambio el jean y la blusa negra. Busco en su armario algo más femenino que despertara en su personalidad un toque más delicado. Encontró un vestido abano, saco unas sandalias de tacón (que nunca habían sido su fuerte, pero estaba dispuesta a usarlos), un collar y aretes de plata, y una pulsera de piedras.

En el baño encontró maquillaje que hacía tiempo no usaba, tal vez por una mezcla de excusas que al final solo eran pretextos para evadir un gasto más de tiempo y poder dormir un poco más en las mañanas. Saco de la bolsa, polvo, delineador, rubor, brillo y sombras. Pero hacia tanto tiempo que no las usaba que ya no tenía ni idea de cómo aplicarlas, que cantidad de rubor ni que color de brillo. Decidió improvisar y esperar a que el resultado no fuera tan desastroso como pensó que sería.

Después de dedicar un tiempo considerable a la apariencia de su rostro, noto que el resultado había sido bueno, se veía bonita y no tenía ni la menor duda de que robaría miradas en las calles.

Aprovechando que ya había encontrado las llaves, no demoro mucho, saco su mejor perfume, se aplico una gran cantidad, y segura de que se veía hermosa decidió salir.

Cuando salió de su casa, noto la presencia de un misterioso hombre de lentes oscuros, el hombre la observo por largo tiempo, mientras ella se disponía a asegurar su casa para no llevarse una mala sorpresa al regresar. Sostuvo la mirada por unos minutos, hasta que el misterio de sus lentes y la ropa le causaron cierto impacto que la obligo a despegar la mirada de tan estrecha conexión entre ambos.

Ahora a la gripe de curiosidad se había añadido fiebre de temor.

Aquel le causaba un sentimiento extraño que nunca había experimentado, una mezcla entre curiosidad, miedo y ganas de hablarle. ¿Sería posible mezclar tales sentimientos dirigiéndolos a la misma persona?

- Tal vez si, pues Lía lo estaba haciendo.

Después de interrumpir la conexión entre ambos, trato de ignorarlo y seguir su camino al café a donde pensaba ir.

Caminó un trayecto no muy largo, cuando decidió voltear su mirada pues la sensación de que la observaban era insoportable y no se contuvo por un minuto más, así que lentamente giró su cabeza hacia atrás, cuando encontró al hombre de lentes oscuros siguiéndola.

Su inseguridad y miedo no se contenían y tuvo que explotar así que no se le ocurrió más opción que correr desesperadamente, como si la actitud del hombre le advirtiera que pronto le ocurría algo no muy bueno y probablemente nadie se daría cuenta hasta que la encontraran quien sabe dónde y quien sabe cómo. Su rápida imaginación le hizo un fugaz recorrido a lo largo de todas las posibilidades de destinos, desde terminar en un prostíbulo a causa de la trata de blancas siendo utilizada sexualmente en contra de su voluntad hasta ser asesinada cruelmente, tal vez descuartizándola o asfixiándola, de cualquier modo, su muerte no sería natural y mucho menos tranquila. Su desesperación aumentó tanto sus niveles de adrenalina que en un momento se encontró corriendo a una velocidad que nunca había alcanzado ni siquiera en las competencias de su colegio.

El miedo era permanente e incontenible por lo que decidió entrar a un edificio viejo que tenía una puerta abierta, se veía algo tenebroso y no daba mucha confianza de primera impresión; subió las escaleras de aquel edificio, pero recordó que entró en él sin tener la precaución de cerrar la puerta para refugiarse de aquel extraño hombre, por lo que bajo de nuevo los pocos escalones que había ascendido, por su mente pasaban imágenes cada vez mas aterradoras acerca de lo que le podría pasar, se sentía casi paralizada pero no se daría la opción de ser vulnerable ante un desconocido, tomo la manija de la puerta y cuando la giro moviendo hacia la cerradura la puerta una fuerza externa la empujaba en sentido contrario. Los nervios de Lía estaban a punto de estallar pues sabía que esta fuerza no podía ser de otra persona más que del hombre que la perseguía. Miro a través de la hendija que solo daba permiso al sol de deslizar el más mínimo fragmento de sus rayos, efectivamente, del otro lado de la puerta se encontraba este hombre, su cuerpo inesperadamente impulso la puerta con tal fuerza que este personaje no tuvo más opción que retroceder y esperar una próxima oportunidad para capturar a Lía.

IV. La habitación 482:

Había escapado de este extraño episodio, pero ahora se encontraba en un edificio extraño, con paredes desteñidas, manchas de fluidos aun desconocidos para ella, piso acabado y del que no podría salir tan rápido como quería.

Como no podría quedarse en la puerta viendo a aquel hombre que la había seguido tomo la lógica decisión de subir las escaleras, a medida que daba un paso para subir un escalón se alejaba más del rostro atemorizante de esa persona y se tranquilizaba a una medida demasiado lenta, subió tantos escalones que cuando se detuvo se dio cuenta que ya había llegado al cuarto piso, allí había un corredor que contenía varias habitaciones, cada una de ellas con la puerta cerrada y se sentía el aviso de prevención, al final del corredor había una última habitación con la puerta medio cerrada y de ella se despedía un pequeño rayo de luz artificial, tal vez de un bombillo a punto de fundirse.

La curiosidad que le causaba esta habitación la obligó a entrar en ella dando la obvia impresión de un ladrón o en el mejor de los casos de una persona maleducada, puso su mano levemente sobre la madera áspera y seca de la puerta y esta se fue movimiento produciendo un sonido algo molesto, naturalmente este sonido alertaría a la persona que allí se debía encontrar, pero al parecer el volumen de la televisión le ganó al ruido emitido por la vieja puerta y la persona que allí estaba no se había enterado de su presencia.

Al tener la puerta totalmente abierta pudo detallar toda la habitación, desde su perspectiva solo alcanzaba a ver una mesa con comida regada, un tapete sucio, el televisor viejo que le permitió la entrada y un sofá usado en donde tal vez estaba el habitante de eso a lo que se le podría llamar a duras penas vivienda.

Caminando lo más suave posible y pensando en una buena manera de presentarse sin generar mucha impresión en la persona que allí se encontraba se fue acercando al sofá, pero en el esperaba encontrar cualquier cosa menos lo que estaba viendo.

En él había una joven de una edad similar a la suya, pero había solo un detalle que las diferenciaba profundamente; la joven en el sofá estaba muerta y probablemente había sido por una sobredosis de drogas alucinógenas, pues en su mano había una jeringa y en su brazo agujeros de la aguja.

Afortunadamente el cuerpo humano no causaba mayor impacto emocional sobre Lía y el semestre de medicina que había cursado le había sido muy útil.

Se le ocurrió llamar a la policía para avisar sobre el hecho y de esta manera también podría salir de aquel edificio, así que saco su teléfono y marco a la policía, explico el hecho con detalles minuciosos y la mujer del otro lado del teléfono le informó que en poco tiempo llegarían.

Aproximadamente a la hora menos media llegó la policía y ella se pudo ir de allí, curiosamente sin problemas para irse pues la policía no le hizo preguntas, ni cuestionamientos típicos de una situación como ésta, en donde había de por medio nada más y nada menos que un muerto y una desconocida en un apartamento ajeno.

Al salir bajó poco a poco los escalones de aquel envejecido edificio, mientras sentía el renacer de aquel temor incontrolable por volver a ver a ese hombre, se generaba en cada escalón un sonido particular que despertaría hasta el más profundo sueño de uno de los habitantes de este lugar y efectivamente así sucedió, en el segundo piso, sale de un apartamento un hombre algo enfurecido pidiendo control sobre esos escalones, ¡las personas dormimos!, grita aquel hombre tirando de nuevo la puerta, Lía algo nerviosa y con rabia continua bajando las escaleras tratando de generar el menor ruido posible, al llegar al primer piso abrió lentamente la puerta del edificio teniendo como mayor prevención ver si aún estaba éste hombre asechándola, pero por fortuna solo se veía la multitud viviendo un día más y caminando en una calle más.

Salió precavidamente de este edificio y recordó que pensaba ir a aquel café, pero se sentía atemorizada y con algo de pereza para ir, entonces se dio cuenta que habría perdido el tiempo que gastó arreglándose y para evitar esto se obligo a ir a algún lugar, por lo que pensó en salir al centro comercial.

V. ¿El día esperado?

Después de haber pasado su día, que se suponía que debía ser el día esperado, despertó pero no recordaba bien lo que había sucedido anteriormente.

En la cama trataba de recordar detenidamente lo que le había sucedido en el día anterior; cuando a su mente se vino la imagen del hombre siguiéndola, de ella corriendo por las calles huyendo, de la joven muerta en el apartamento, y luego recordó que había conocido a un joven en el centro comercial, después había salido con él a una discoteca, y lo único que recordaba era el rostro borroso de aquel hombre y algunas canciones que bailaron, pero las imágenes estaban fragmentadas y se empezaba a preocupar por lo que había hecho.

Debajo de las cobijas buscaba desesperadamente recordar todo lo que había sucedido, cuando repentinamente recuerda que ese día tendría que hacer lo que no había podido hacer en día anterior, inmediatamente miro el reloj, pero ya era demasiado tarde.

Las 12:37 pm marcaba el reloj y una tarde no sería suficiente para poder matar a aquella mujer.

- NOOOOO!! No puede ser posible; no recuerdo que hice anoche, no pude matar a esa despreciable mujer y hoy tampoco lo podre hacer, no puede ser posible.

Ahora no tenía más preocupación que tratar de saber que había hecho la noche anterior para estar más tranquila, mientras trataba de resignarse a que este día tampoco podría matarla.

Se levanto y pudo observar que la ropa que tenia era la misma que había usado el día anterior, un vestido claro, pero este vestido tenía algo diferente, algo que antes no tenía y probablemente le ayudaría a recordar que había hecho, pero no era algo muy agradable; su vestido estaba manchado de sangre.

Lía estaba entablando una conversación con ella misma.

- Ohh! ¿Qué sucedió anoche?

- ¿haría algo malo?

- ¡¡O peor!!

- ¿me habrían hecho algo malo?

Salió preocupada de su habitación revisándose desde la cabeza a los pies, tratando de averiguar que le habría podido hacer ese hombre que conoció, pero todo parecía indicar que no le había sucedido nada, no se sentía aporreada, no tenía cortadas, ni hematomas, y aparentemente su cuerpo estaba intacto, empezó a recorrer toda la casa, desde su habitación, paso por la sala, por el lugar de tv e incluso por su lugar de estudio pero no había nada, aunque su desesperación incrementaba con cada instante, siguió hacia la cocina, esperando no encontrar nada allí, pero su esperanza se desvaneció cuando vio un cuerpo tirado en el piso de la cocina, un hombre, ni muy delgado ni muy gordo, encogido en el suelo y se veía salir de su cabeza un pequeño hilo de sangre que tomaba rumbo según las hendijas de las baldosas.

La desesperación de Lía se transformo en temor, casi el mismo que había sentido el día anterior mientras la perseguía este hombre, pero ahora debía preocuparse más por recordar lo que había pasado, entonces decidió encerrarse en su habitación antes de que se despertara ese hombre y pensar seriamente en lo que había hecho, entonces dejó el cuerpo de esa persona allí tirado mientras corría hacia su habitación.

Apenas entró en ella la aseguró para prevenir cualquier cosa que le pudiera ocurrir, su mente de nuevo pensaba en las peores cosas, pero se tranquilizo para saber que había hecho la noche anterior.

Se sentó en su cama, des tendida, sucia por la sangre e impregnada de su perfume, apoyo su cabeza en sus manos y sus codos en sus piernas, pensaba y pensaba…

- ¡Eso es!

Dice Lía en medio de la confusión, ya había recordado absolutamente todo lo que había hecho y lo que le había sucedido.

Después de llegar al centro comercial, se sentó a tomar algo, y mientras leía un libro que llevaba en su bolso, se acercó un hombre, alto y de contextura promedio.

- ¡Hola! ¿Puedo sentarme contigo?

- Si, siéntate. Dijo Lía con un tono medio despreocupado y medio sospechoso.

- Cuéntame ¿Cómo te llamas?

- Lía.

- ¿y tú? Preguntó ella tratando de no quedarse atrás.

- Gustavo linda. Contesto ese hombre

A Lía le molestaba esas palabras cursis como linda, preciosa, muñeca y todos esos adjetivos absurdos que generalmente utilizaban los hombres buscando algo más que una amistad. A pesar de esto el hombre le pareció atractivo y decidió continuar con la conversación, una hora aproximadamente estuvieron sentados en aquella mesa del centro comercial conociéndose y preguntándose cosas incluso graciosas, el reloj estaba a punto de marcar las 9pm y este hombre decidió invitarla a una fiesta que según él, sería muy buena, la desilusión de Lía por todo lo que le había sucedido ese día la obligó a aceptar esta propuesta.

Tomaron un taxi para ir al lugar de la fiesta, Lía se sentía completamente desubicada, no tenía ni idea en donde sería esta fiesta, pero aún así se sentía bien al salir con este hombre.

Cuando llegaron al lugar de la fiesta, entraron y el lugar estaba muy lleno, la música le agradaba a Lía y su acompañante se preocupaba mucho por ver que ella si se sintiera cómoda, allí Lía decidió aceptarle algunas copas a Gustavo, y después de un tiempo se empezó a sentir algo mareada, entonces le dijo a este hombre que quería irse para su casa, se despidió muy amablemente haciéndole saber que había pasado un rato muy agradable, y cuando le dio la espalda él la tomo de la mano y la detuvo.

- Tú no te vas sola, dijo él.

- ¿acaso no puedo? ¿acaso soy inválida? Yo puedo irme sola, yo estoy bien.

- Estás borracha, dijo él, no puedes irte así, te puede pasar algo malo.

Los argumentos de Gustavo eran bastante convincentes, pero Lía pensaba que también le podría pasar algo malo con él. Sin embargo acepto, viendo el buen trato de este hombre y su amabilidad.

- Está bien, acompáñame a mi apartamento y luego te vas.

- Si claro, no te preocupes, solo me interesa ver que llegas bien a tu casa y luego me iré.

Tomaron un taxi devuelta a la casa de Lía y cuando llegaron ella estaba esperando bajarse sola y subir las escaleras hasta su piso y allí poder entrar en su apartamento para descansar; pero Gustavo no lo permitió, se bajo con ella y la convenció de acompañarla hasta su apartamento aunque ella ya se estaba empezando a molestar.

De subida Lía estaba a punto de caerse, pero por fortuna allí estaba ese hombre para no dejarla caer y la sostuvo mientras ella recobraba su equilibrio; apenas llegaron a su apartamento ella lo abrió y este hombre entró con ella.

Ella se empezó a alarmar, pero de nuevo las excusas de el trataban de convencerla, pero a pesar de tanto alcohol en su cuerpo, estaba alarmada, este hombre no tenia porque estar en su casa y menos si ella le había dicho que no.

Su temperamento fuerte la llevo a discutirle a este hombre y él en vista de esto, reacciono, y por fin le hizo saber sus verdaderas intenciones, solo quería tener sexo con ella y esperaba que aceptara, pero ella dio un no rotundo como respuesta; este hombre enfureció y empezó a tratar de violarla. Su reacción fue algo lenta, cuando se dio cuenta este hombre la tenía sobre la mesa de la cocina y la estaba desvistiendo, y ella no aparentemente no podría hacer nada, siempre fue débil y su fuerza comparada con la de él era prácticamente insignificante.

Mientras ella estaba en la mesa trataba de coger el primer objeto que vio, notó que su brazo no alcanzaba y aquel hombre seguía encima suyo, entonces tocaba hacia atrás tratando de encontrar algo que le ayudara, y así fue, detrás había un candelabro de hierro, algo envejecido y pesado, y lo tomó con todas sus fuerzas y lo lanzó hacia la cabeza de ese hombre.

Parece que el golpe lo hizo con tanta fuerza como para que ese hombre cayera al piso y ella con el miedo que tenía corrió hacia su habitación a encerrarse y protegerse de ese violador.

VI. ¿Qué ha pasado?

La mente de esta joven esta vuelta todo un caos, no tiene ni idea que hacer, por lo que decide seguir su primer instinto.

Tal vez sea descabellado lo que decide, pero no ve más opción que esta, y si no se da prisa, tal vez sea muy tarde y alguien encuentre el cuerpo de este hombre, por lo que busca una bolsa negra bien grande, esperando que el cuerpo quepa perfectamente allí.

Después de encontrarla sale de nuevo con la bolsa y armada con un objeto por si este hombre se ha despertado, pero parece que aun sigue en el piso, entonces cuando llega a la cocina mientras habría la bolsa calculando volúmenes para hacer entrar el cuerpo allí, espera ver una sombra en el piso, pero no ve nada, por lo que instantáneamente enfoca su mirada en el suelo, no había nada, solo el rastro de sangre y un poco de polvo tal vez de los zapatos de ese hombre.

Ella se asusta pensando que él se levanto y está escondido esperando por ella para asesinarla o violarla, entonces empieza a observar todo a su alrededor y no encuentra nada, no se ve ni la más pequeña sombra, entonces corre hacia la puerta y ve q esta medio abierta, entonces entiende que ese hombre ha escapado y ella no se dio cuenta.

Su confusión es demasiada, en solo dos días le han ocurrido cosas muy extrañas, que nunca le habían sucedido.

VII. La cita:

Confundía, preocupada y desesperada Lía no tiene nada más que llamar a su amiga de infancia, Daniela, para pedirle que se vieran.

- Rin Rin, suena el teléfono mientras Lía espera desde un lado de la línea a que contesten rápido.

- ¿hola? Dice una voz dulce y tierna.

- ¡Daniela! Soy yo Lía

- ¡Lía! Contesta entusiasmada su amiga.

Desde pequeñas se han conocido y siempre estudiaron juntas, pero por cuestiones de la universidad tuvieron que separarse y no se habían vuelto a ver desde hacía varios meses.

Su amistad comenzó un día soleado de jardín, cuando ambas eran aun muy pequeñas, sus padres orgullosos de esas pequeñas bebes las dejaron en la arenera y partieron cada uno a para su trabajo y sus vidas.

En el jardín había muchos niños, unos llorando y otros riendo, unos poniendo quejas a su profesora y otros compartiendo buenos momentos entre ellos, pero en una esquina, algo alejada de donde estaban todos, había una pequeña, tímida y callada, jugando sola con un carrito, llenándolo y vaciándolo con arena, mientras que todos sus compañeros se conocían ella estaba en su propio mundo, conociéndolo por primera vez.

Del otro lado había una niña también algo tímida, pero decidida a romper el hielo con alguien antes de pasar todo su día sola, y vio a esta niña al frente callada, sola y tranquila así que se decidió a hablarle esperando tener algo en común para charlar, y después de un rato se dio cuenta que eran más diferentes de lo que nunca pudo haber imagino, pero se sentía bien hablando con ella.

Los años pasaron y su amistad se fortaleció demasiado, hasta que cada una decidió estudiar lo que quería, siendo tan diferentes sus carreras reflejarían sus gustos, cada una tuvo que empezar su vida y dejar a un lado la etapa de colegio.

- Hace cuanto tiempo no hablábamos, me haces mucha falta.

- Si Dani, tengo muchas ganas de verte, llamaba para que saliéramos en estos días.

- ¡Claro! Exclama su amiga, con ese tono entusiasta que siempre la ha caracterizado.

Charlaron por largo tiempo y se contaron que había ocurrido con ellas en los últimos meses, y por ultimo arreglaron una hora y un lugar para verse, y Lía espero un tiempo en su apartamento para después salir a verse con su amiga.

Dieron las 4 pm y ya era hora de salir a verse con su amiga, entonces Lía terminó de alistar sus cosas, guardó las llaves de su casa en un bolso nuevo que había comprado hace poco, color purpura oscuro, algo diferente para sus gustos, pero desde que lo vio le pareció increíblemente lindo, sus zapatos no hacían juego con su nueva adquisición, pero esto era un tema que nunca le había preocupado mucho a ella, y por el contrario, le encantaba hacer combinaciones extrañas, abrió la puerta y mientras pensaba en lo que debía llevar estaba cerrando la puerta de nuevo. Bajo las escaleras de su edificio, estaba algo cansada de acostumbrarse al ascensor y quiso cambiar tanto sedentarismo, bajo escalón por escalón mientras recordaba que número de bus debía buscar para ir al lugar en donde se encontraría con su amiga.

Apenas llego al primer piso pidió al portero que estuviera pendiente de que nadie fuera a subir a su apartamento y si alguien la preguntaba, que por favor se fijara en su rostro, salió del edificio y bajo hacia en donde parqueaban siempre los buses y miro cual de todos los que había la llevaría al lugar que necesitaba, se subió a uno de ellos y espero a que arrancara.

Apenas aceleró el bus dejó a su paso una estela de polvo y humo característica de esos viejos buses, intoxicando a las personas que dejaba atrás esperando otro bus.

Lía se sentó al lado de la ventana y mientras el bus hacia todas sus paradas ella observaba las personas que se subían, los que bajaban y como cada uno seguía su vida, en su mundo igual que ella.

Apenas llego a la parada necesitada Lía salió de su mundo y cayó de nuevo en la realidad, se paró de su asiento y bajo del bus, Daniela ya la estaba esperando sentada en un restaurante mientras hablaba por teléfono con alguien, apenas vio a Lía se despidió y corrió a saludarla, se abrazaron fuertemente, hacia ya un largo tiempo no se veían y la distancia las obligaba a aprovechar el poco tiempo que podían pasar juntas.

Se sentaron a conversar y mientras actualizaban sus vidas se acerco el mesero

- ¿Qué desean tomar? Pregunta un hombre joven delgado, pálido y con apariencia de triste conformismo.

- Café dice Daniela

- Un jugo de mora dice Lía

Mientras el mesero se alejaba las dos jóvenes seguían contándose fantásticas historias, divertidas sorprendentes y a veces hasta increíbles, bajo la sombra de un parabrisas grande, ellas podían ver la calle y las personas que pasaban por ahí, apoyaban sus codos en la mesa metálica de extraños destellos para cambiar de posición cada cierto tiempo tratando de no incomodarse.

Cuando el mesero regresó puso en la mesa las dos bebidas, una muy caliente y la otra muy fría, y las dos jóvenes siguieron hablando mientras desde un edificio cercano un hombre a través de unos binoculares las observaba discretamente…

VIII. Una vida algo confusa

Daniela siempre fue una niña con una vida muy extraña, era algo indiferente con las personas que la rodeaban pero increíblemente siempre fue muy cariñosa con Lía, afecto que ella nunca comprendió del todo viniendo de alguien tan indiferente como solía serlo con todos.

Lía siempre fue poco amorosa, solo era cariñosa con su mamá y era una faceta que solo ella conocía, pero a pesar de esto y aunque Daniela también era extremadamente apática siempre le demostraba cariño a su amiga.

Los padres de Daniela siempre fueron personas ocupadas y era extraño verlos, siempre estaban en reuniones o en alguna cosa que alejara la relación de familia con su hija; ambos eran personas muy jóvenes y se veían aparentemente maduras, tampoco eran muy cariñosos o eso parecía, nadie los conocía realmente, ni siquiera su hija, que vivía con ellos.

Su trabajo era todo un misterio, siempre se veían vestidos de negro y apurados, con gafas oscuras y personas cuidándolos, con auriculares hablando por teléfono con personas aún más desconocidas y pocas veces tenían tiempo para preocuparse por su hija, eran personas altas y delgadas, de apariencia muy atractiva cuando se les miraba a través de esos trajes negros y gafas.

Lía siempre supo que su amiga requería de más cariño, pero ella no se podría dar así que prefería hacerse a un lado, por alguna razón, Daniela parecía ser una niña con un trauma de infancia muy fuerte que la marcó de por vida, un trauma que no había revelado a nadie, excepto a Lía que conoció ese secreto una mañana de estudio como cualquier otra, a diferencia de que ese día Daniela no podría soportar más y no podría guardarse ese secreto que durante su vida había guardado con tanto celo.

El día fue muy normal, Lía fue al colegio y allí puso su maleta en un puesto mientras buscaba música en su reproductor, como era la primera en llegar nadie se molestaba por su música que generalmente era diferente a la que escuchaban sus compañeras, se sentó en el piso mientras pensaba en que tendría por hacer en el día cuando llegó su amiga, entro abriendo la puerta con una primera impresión de agresividad, ira y desilusión, ella estaba llorando y no dijo una sola palabra al entrar.

Lía sin aliento se pensaba parar para saber que le sucedía cuando Daniela se tira encima suyo sin decir una sola palabra y sigue llorando descontroladamente. Lía a pesar de no saber que le sucedía a su amiga se sintió muy mal, así que la abrazo lo más fuerte que había abrazo a alguien que no fuera su mamá; después de un rato Daniela comenzó a calmarse, y sin que Lía le preguntara algo su amiga empezó a narrar todo lo que le había sucedido, hablaron por largo rato aprovechando que sus compañeras llegaban y charlaban entre ellas sin preocuparse por las otras niñas.

Daniela se desahogó con su amiga y aparentemente después de contarle todo se veía mucha más tranquila y despejada, pero le hizo jurar que nunca diría su secreto y este se guardaría solo entre las dos pues su gravedad implicaba de mucha discreción y prudencia.

IX. Una vez mas:

El día terminó y Lía dio un último suspiro antes de meterse en su cama para disponerse a dormir. Medito un tiempo sobre lo había conversado con Daniela, le había hecho una propuesta muy convincente que creía que no podría rechazar.

En aquel restaurante Daniela le pidió a Lía que se fueran por un tiempo juntas a unas vacaciones, ella ya tenía todo listo, el lugar, las reservaciones en los hoteles, los guías turísticos y ya saldrían el día siguiente, era imposible que Lía rechazara esa invitación sería muy descortés de su parte y además sabia que salir le haría bien, hacía mucho tiempo no tenía unas vacaciones y la presión de la universidad la tenía tensionada, por lo que aceptaría la invitación y saldría al día siguiente con Daniela a Alemania, un viaje que siempre quisieron hacer las dos juntas a un país que las dos querían conocer.

Lía se levantó de la cama, tomó el teléfono y marco a Daniela; mientras timbraba el teléfono no encontró mejor forma de entretenerse que ver sus pies desde la cama mientras los movía y sus dedos hacían bailes divertidos, Daniela estaba demorando más de lo normal en contestar.

Cuando por fin contestó, Lía ya estaba empezando a quedarse dormida pero en medio de sus sueños escuchó la voz de Daniela saludando con un tono algo curioso, de inmediato despertó y empezó a hablar con ella, le explicó la decisión que había tomado de aceptar la propuesta por varias razones, su amiga se puso muy feliz.

- Inmediatamente empezaré a empacar. Dijo Lía finalizando la conversación.

- Está bien, ojala lo puedas hacer rápido para que duermas bien y estés enérgica para el viaje que nos espera mañana, será largo y pesado pero verás que la vamos a pasar muy bien. Dijo Daniela despidiéndose.

Lía colgó y sacó la maleta de viaje de su armario, hacía un buen tiempo ésta maleta no salía, ella empezó a escoger la ropa que llevaría, sacaba blusa por blusa mirando cual le gustaba, con cual se sentía cómoda, pantalón por pantalón, algunos ya no le quedaban otros ni siquiera le gustaban, por su color, por su estilo o por alguna otra razón que siempre utilizó para ser extremadamente exigente en su ropa.

Ya era tarde y aún no terminaba de empacar, pero debía hacerlo rápido pues ella siempre fue muy dormilona y debía descansar bien para tener ánimos al día siguiente para el viaje, así que terminó de empacar metiendo en la maleta lo último que cupiera.

Se acostó y trató de dormir rápido, pero apenas puso su cabeza en la almohada entendió que no sería simplemente partir y ya, su viaje implicaría aplazar su gran plan, decisión que la lleno de tristeza, pero ya había aceptado irse y no cambiaria de opinión, debía aplazar una vez más el asesinato en contra de su voluntad, lo único que quería era matar a esa mujer, lentamente, disfrutar de ese crimen como un niño disfruta de un caramelo, pero debía entender que debía partir al día siguiente.

Otra cosa que debía hacer era avisarle a su novio que se iría del país, se iría a esa nación que tanto a admirado y ha querido conocer, por su historia, por los genios que él han salido, por tantas razones que han hecho que admire a ese país, entonces lo llamó y le contó, el ya estaba durmiendo, pero parecía estar tan encariñado con su novia que no le molestaba en lo mas mínimo que ella llamara a altas horas de la noche a contarle que se iría del país por tiempo.

- Hola Alfonso, debo decirte algo.

- Hola amor, ya estaba durmiendo jeje, cuéntame ¿Qué pasa?

- Mira, me vi con Daniela hoy.

- Aja… ¿y?

- Y me invitó a un viaje a Alemania por un tiempo con ella, para conocer el país y realizar nuestro sueño.

- Mm que bien. Dijo Alfonso con un tono no muy entusiasta, tal vez por lo adormilado que estaba.

- ¿no te interesa saber cuándo me voy?

- Claro, aunque supongo que es en unos días, ¿no?

- No, me voy mañana mismo, salgo en la mañana del aeropuerto local.

- ¡¿Mañana?! ¿Por qué tan rápido? ¿y el equipaje? ¿todo?

- Ella ya tiene listo todo, acabe de empacar y ya estoy lista para partir.

- Mmm ¿y no pensabas avisarme antes? ¿esperaste para un día antes?

- Recuerda te acabo de decir que hoy mismo me entere y hoy mismo tomé la decisión.

- Ah sí, cierto.

Ok, espero que te vaya muy bien amor y que disfrutes del viaje, ¿Cuándo regresas?

- Creo q lo hago en dos semanas, pero no estoy del todo segura.

- ¿Y tu mama ya lo sabe?

- No, aún no, la llamaré en un momento.

- Ah ok, entonces mejor hablamos luego, llámame apenas llegues para saber que estás bien.

- Está bien, así lo hare.

TE AMO. Dijo lía con un tono enamorado que había tratado de ocultar toda la conversación.

- Mi amor y yo te amo a ti, dijo Alfonso con un tono que nunca había escondido.

Lía colgó y pensó en llamar a sus padres, pero ya era muy tarde y seria de mala educación llamar a esas horas de la noche, por lo que decidió llamar en la mañana, así que se acostó y decidió dormir tranquila.

A la mañana siguiente se levanto y lo primero que hizo fue llamar a su madre.

- Hola mami, llamaba para contarte algo muy importante.

- Hola mi amor, cuéntame que sucede, dijo su madre con ese tono amoroso que siempre la caracterizó.

- Mami Daniela me ha invitado a viajar a Alemania, hoy mismo partimos.

- ¿Cómo? ¿y porque tan rápido?

- Mami todo fue así, muy rápido, ayer ella me invitó y he decidido ir. Deséame suerte por favor.

- Mi amor claro que te deseo suerte, pero iré ya mismo a tu apartamento para despedirme como debe ser.

- Está bien mama, aquí te espero pero ven pronto.

Apenas llegó su madre, Lía se sintió ese orgullo que siempre tenía cuando estaba cerca suyo, la abrazó muy fuerte y le dijo cuanto la amaba, su madre empezó a preguntarle por el equipaje.

- ¿Ya empacaste todo?

- Si mamá.

- Bueno revisemos, hagamos una lista de lo que debes llevas y miramos si ya lo empacaste, ¿te parece?

- Mama es algo exagerado, pero bueno hagámoslo.

Miraron por un tiempito si ya estaba todo listo y apenas terminaron Lía tomó el equipaje, se despidió de su madre y tomo un taxi para ir a la casa de su amiga.

En el taxi recordó sus últimos dos días, que habían sido muy extraños, como era posible que después de tener todo planeado para realizar su “sueño” ocurrieran tantas cosas que no le permitieran hacerlas y ahora se encontraba en un taxi camino a la casa de mejor amiga para viajar a Alemania.

X. En casa de su amiga:

Se bajó del taxi, le dio el dinero y pidió que guardara el cambio, el joven taxista, algo gordo, alto y muy amable le bajó el equipaje del portamaletas y le ayudó a llevarlo hasta la entrada de la casa de Daniela.

Apenas se veían los rayos del sol escapar por entre las montañas cuando Lía toco a la puerta esperando a Daniela, y apenas abrió la puerta Lía esperaba salir inmediatamente al aeropuerto, pero tuvo que entrar pues su amiga aún no terminaba de hacer su equipaje, cosa que no era nada extraño en ella pues siempre fue lenta para organizar todo lo que tenía que ver con ella, desde la comida, que demoraba eternidades en masticar un solo trozo de fruta, hasta maquillarse y vestirse, toda su vida era la rutina más lenta que alguien pudiera conocer y para asombro de todos los que la conocían, el tiempo le alcanzaba para todas sus obligaciones o bueno casi todas, hacía mucho tiempo tenía descuidados a sus padres, aunque no hacia mayor diferencia si los visitaba o no, pues ellos aún no le prestaban atención y ella no se molestaba porque las cosas cambiaran.

- Lía dame solo un momento, me falta empacar pocas cosas y ya salimos.

- ¡hazlo rápido! Tal vez nos deje el vuelo, me dijiste que el vuelo es a las 9:30am y ya son las 8:50 am, debíamos estar mucho antes.

- Si si si, ya ya estoy terminando.

Quince minutos después Daniela todavía estaba terminando de empacar mientras Lía se desesperaba con cada instante que transcurría por lo que decidió ayudarle a empacar para tratar de llegar justo a tiempo al aeropuerto y no perder ese preciado vuelo.

Empacaron a las carreras lo último que faltaba y pidieron un taxi.

Apenas llegó el taxi pidieron que las llevara lo más rápido posible al aeropuerto, la desventaja era que quedaba al otro lado de la ciudad y tardarían un tiempo en llegar, ya eran casi las 9:15am y apenas iban en camino para coger un vuelo que saldría en quince minutos, Lía estaba totalmente estresada mientras que Daniela tranquila como siempre miraba el paisaje por la ventana esperando a que el taxi las llevara al destino pedido.

El tiempo era tan valioso en ese momento que Lía no tuvo oportunidad o más bien no se dio la oportunidad de disfrutar del paisaje, una hermosa mañana que tenía un color soleado naranja que teñía las nubes de color fuego.

Apenas llegaron al aeropuerto pagaron el taxi y se bajaron con el equipaje y un afán que era característico de cualquier salida con Daniela.

XI. La odisea aeroportuaria:

Eran exactamente las 9:28am y estaban a dos minutos de partir, aunque lo más seguro era que perderían el vuelo, entraron en el aeropuerto y estaba totalmente lleno, el desconsuelo de Lía aumenta a la par de su desesperación, como sería posible que Daniela siguiera tan tranquila como siempre cuando estaban a punto de perder un vuelo tan costoso, entonces en medio de tantas filas encontraron a un amigo que conocían hace un buen tiempo, el era el encargado de indicar a los pilotos todo referido al despegue y la aterrizada de sus vuelos, entonces aprovecharon para preguntarle si ya había partido el vuelo de las 9:30am, David, como se llama este joven, iba de afán, pero contesto que precisamente a eso debía irse, a darle las indicaciones al piloto para que partiera.

David iba vestido con un traje que identificaba a todos los empleados de las torres de control, pero el tenia su marca única, todos debían vestir de pantalón azul oscuro, camisa abana y una corbata que hacía con sus pantalones, por ultimo todos debían usar zapatos negros lustrosos, regla que parecía no aplicar para David pues siempre se le veía muy bien vestido pero con unos tenis converse algo envejecidos por el constante uso y desteñidos por las incontables lavadas que hacia la joven que le arreglaba el apartamento a el.

Lía y Daniela aprovecharon esto para pedirle que retrasa solo por un momento ese vuelo, pues ellas debían partir en ese y estaban a punto de perderlo, por fortuna había un vuelo media hora después que ya estaba listo para partir, entonces podrían cambiar y el vuelo de las 10am partiría ya, así ellas alcanzarían a entrar al avión y no tendrían necesidad de pagar recargos.

- David mira necesitamos que cambies los vuelos, vamos tarde y no podemos perder el vuelo, es muy importante. Dijo Daniela con un leve tono de preocupación que no se había hecho evidente hasta entonces.

- Está bien, pero entonces yo voy ya a indicar la partida del segundo vuelo mientras ustedes hacen todo lo pertinente para subir al avión lo más rápido posible, me puedo meter en graves problemas por esto, lo saben.

- Sí, pero no sabes cuan agradecidas estamos, de verdad nos has hecho un gran favor. Contesto Lía.

David corrió hacia la torre de control mientras Lía y Daniela mostraban sus documentos, revisaban sus equipajes y las requisaban para poder subir al avión, después de diez minutos terminaron y corrieron por la pista para subir al avión que ya empezaba a encender motores.

Desde la pista Lía y Daniela alcanzaron a ver a David que se despedía emotivamente de ellas desde la torre de control con unos auriculares que le cubrían casi toda la cabeza, un micrófono gigante y las típicas gafas que usaba siempre que trabajaba solo para dar el toque intelectual con el que trataba de conquistar a sus compañeras de trabajo y que parecía que hasta el momento le había funcionado muy bien.

Subieron rápido las escaleras para el avión mientras un joven se encargaba del equipaje, y cuando subieron estaban dos azafatas esperando por ellas para indicarles sus asientos, muy amables las condujeron hacia sus respectivas ubicaciones, luego indicaron a todos los pasajeros las salidas de emergencia y se dispusieron a repartir algo de comer pues el vuelo seria largo y algo estresante.

Por fortuna admitían dispositivos electrónicos allí pues Lía no podía vivir sin música en sus oídos, así que apenas estuvo acomodada en su asiento saco de su bolso sus audífonos y se relajo mientras escuchaba música, tanto estrés en esa mañana merecía un descanso, entonces cerró los ojos puso su grupo favorito en su reproductor y entro en su propio mundo, cosa que no le resultaba nada difícil considerando que la mayor parte del tiempo ella estaba en él.

Mientras Lía escuchaba música a su lado había una joven que no era Daniela, pues sus asientos estaban separados, ella estaba mirando con curiosidad a Lía, tal vez le causaba gracia ver a una persona tan encerrada en su propio mundo como ella o tal vez había otra razón, de cualquier manera eso solo lo sabia esta joven pues Lía ni sabía que ella la miraba detenidamente.

Después de transcurridas 3 horas y media de vuelo Lía despertó del profundo sueño en el que estaba y miró por la ventana tratando de abrir un poco los ojos para observar el paisaje, esperando algo más de lo que vio pues solo veía azul, veía un cielo azul y un mar exactamente del mismo color y a pesar de ser hermoso era muy aburrido verlo por mucho tiempo por lo que después de contemplarlo tranquilamente por unos instantes regreso a sus audífonos, apoyó su cabeza en el asiento y siguió durmiendo mientras su amiga sacaba un libro para leer mientras llegaban a Alemania, destino que todavía tardaría un poco de tiempo y considerando que por la ventana se alcanzaba a ver que el clima cambiaria en cualquier momento y tal vez llovería un poco incluso podrían caer rayos, Daniela decidió desviar la atención leyendo un buen libro para entretenerse, costumbre que tenía desde hacía varios años para quemar un poco la ansiedad de llegar al destino

Mientras Lía dormía y Daniela leía, la joven sentada al lado de Lía se paró para ir al baño, pero antes de levantarse de su asiento desabrochó su cinturón de seguridad, posteriormente se levantó y se acomodo una blusa de colores entre azul y morado que a simple vista parecía una mezcla muy peculiar junto con un pantalón blanco con manchas grises y unos zapatos café que parecían a punto a romperse; caminó por todo el pasillo hasta el final para entrar en el baño que tenia alarma de estar ocupado, así que debía esperar.

Después de media hora pasó nuevamente la azafata ofreciendo más cosas para comer, Lía aprovecho y le pregunto cuánto faltaría para llegar al aeropuerto de Alemania a lo que la azafata le contesto amablemente que tal vez llegarían en aproximadamente dos horas y media o un poco más, entonces Lía agradeció, recibió la comida y se reacomodó en su asiento para esperar más tiempo.

Daniela se empezaba a preocupar por el clima, las nubes se veían muy oscuras y tan cargadas que estaban a punto de reventar, apenas ella pensó esto, empezaron a caer rayos, llovía descontroladamente y la gente se empezaba a preocuparse, el clima estaba realmente peligroso y en esas condiciones no sería extraño que les pasara algo, después de unos minutos de angustia el piloto hablo, les informo a todos los pasajeros que tendría que tomar la decisión de desviar un poco el vuelo, para esquivar la tormenta, pero esa maniobra sería algo brusca y tal vez algunos pasajeros se lastimarían, pero no había opción, era eso o arriesgarse a que callera un rayo al avión este se incendiara y murieran todos.

Lía estaba algo asustada, siempre fue muy temerosa y una situación como esta no era para menos, sus manos empezaron a sudar frio esperado el momento en el que el piloto se dispusiera a cambiar la dirección del vuelo, pero guardando la esperanza de que a ella no le pasaría nada.

El piloto empezó a maniobrar, el agua golpeaba tal fuerte las ventanas que parecía que se fueran a quebrar los vidrios, en la cabina el piloto y el copiloto se preocupaban cada vez más, el avión giró bruscamente y Lía se golpeo con la ventana, tan fuerte que no resistió y se desmayó, empezó a ver todo negro y sus ojos se cerraron lentamente mientras oía la desesperación de las personas en el avión llorando y hasta rezando para que no les fuera a pasar nada, Daniela estaba físicamente bien, pero estaba muy preocupada por Lía, no sabía cómo estaba y siempre la protegió mucho, después de unos minutos el avión se estabilizó, pero el pánico en las personas seguía constante, las azafatas debían revisar a los pasajeros para ver cual habría resultado herido, pero eran pocos los que se habían golpearon y los que lo hicieron no era de mayor gravedad, solo había dos heridos que estaban inconscientes, Lía y un pequeño niño que estaba detrás suyo, estaban sangrando un poco en la frente y aún no recobraban la conciencia, las azafatas los auxiliaron y trataron de que despertaran, pero al ver que no era rápida la reacción los dejaron reposando, moverlos tal vez los afectaría, por lo que las azafatas esperaron tranquilamente, pero esta tranquilidad no era la misma para Daniela que estaba demasiado preocupada por saber que le pasaba a Lía, se tuvo que quedar en su asiento porque el peligro aun no pasaba del todo.

Después de trece minutos de larga espera, Daniela no podía esperar más para saber que pasaba con su amiga que aún no despertaba, pero lentamente ella abrió los ojos tocándose la cabeza y sintiendo el golpe que le había causado el desmayo, estaba sangrando y trataba de recordar, parecía que nadie había notado que ella acaba de despertar cuando pasó la azafata para dar una nueva revisión a los heridos y notó que ya había despertado esa joven, que había llegado tarde y por su culpa y la de su compañera el vuelo se había retrasado; parecía estar algo anonadada pero en buen estado, solo necesitaba relajarse un momento para superar el shock del golpe y ya estaría completamente bien; entonces la azafata avanzo un poco mas notando que el segundo joven seguía inconsciente y fue hasta el puesto de la amiga de Lía para avisarle que su compañera se encontraba bien, la alegría de Daniela se noto en una tranquilidad y un descanso por saber que Lía ya estaba bien.

La azafata después de informarle a Daniela se acerco a Lía la tranquilizó y le dio algo de alcohol para que se aplicara en donde estaba sangrando, de su cabeza se veía bajar un pequeño hilo de sangre que le tocaba la ceja y bajaba por su mejilla hasta desviarse por su boca.

XII. Destino seguro:

Ya faltaba poco para llegar a Alemania y Lía espesaba a sentirse mejor, tenía un poco de dolor en la cabeza pero no era nada que una pasta no curara, el piloto aviso que en aproximadamente 45 minutos o una hora estarían llegando a Alemania, y era muy improbable encontrarse de nuevo con una mala sorpresa como la que habían pasado, a lo que Lía pensó que también era improbable haberla encontrado antes, ósea que no sería nada del otro mundo si se encontrara otra nuevamente

Lía se paró por un momento para ver cómo estaba Daniela, y apenas se paró para mirar el asiento en el que ella se había sentado vio que ya no estaba, había una joven en su lugar y no tenía ni idea que se había hecho su amiga, entonces se sentó de nuevo, cuando una vos conocida le hablo al lado. Era Daniela preguntándole como se encontraba, la sorpresa de Lía fue inmediata, como había cambiado de lugar, Lía no lo había notado siquiera, pero le contestó que bien, ya no se sentía tan mareada como antes, y le hizo saber su sorpresa al verla a su lado cuando esperaba que estuviera una asiento más atrás, en donde la habían ubicado al principio; Daniela contestó contándole que por su preocupación le había pedido a la joven que estaba al lado de Lía que cambiaran de lugar para poder estar pendiente y saber cómo seguía su amiga, la joven acepto entre dientes mientras se paraba para cambiar de asiento, no muy contenta por la oferta pero sin mayor opción que aceptar.

Se fueron las dos charlando en lo que quedaba de viaje, riéndose de las tonterías que hablaban cuando estaban aburridas, tal vez las risas ya comenzaban a irritar a algunos pasajeros, pero a ninguna de las dos le importaba.

Cuando aterrizaron al momento de sacar el equipaje de mano las cosas del bolso de Lía se habían regado entonces tuvieron que esperar a que salieran todos del avión para que ella pudiera reacomodar sus cosas, Daniela se quedo para acompañarla, para no estorbar en la salida se quedaron sentadas un momento esperando a que se desocupara el avión, apenas salieron todos los pasajeros, ellas empacó de nuevo todas sus cosas en su bolso y pudieron salir, se despidieron amablemente de las azafatas y pisaron por primera vez Alemania.

XIII. Puertas más allá del avión:

Apenas se bajaron del avión sintieron un fuerte cambio de clima, el ambiente nunca se sentía igual que en el avión, a veces más cálido a veces mas frio, pero este cambio no era fácil de adoptar, el frio era demasiado como para solo sentirlo momentáneamente.

Lía estaba vestida algo des complicada, no era su preocupación verse muy arreglada ni muy bonita, solo iba a lo que iba y con eso estaba contenta, así que tenía un jean y una blusa, el jean era de un tono azul oscuro con intención de ser desteñido en poco tiempo, algo roto, pero no era por el uso, era su “toque” de fabrica como le decía Lía cariñosamente a esas cosas, entubado y largo cubriéndole parte de sus zapatos, la blusa era algo suelta, larga y de color aguamarina claro, con un escote que no podía mostrar nada debido a que Lía nunca había sido una mujer voluminosa de pechos, pero aun así no le molestaba usar blusas de escote, los zapatos que iban en parte cubiertos por su pantalón eran unos clásicos converse rojos, viejos pero conservando su color blanco, como si estuvieran nuevos, por ultimo tenía un accesorio que nunca habría usado por su cuenta, era un collar que hacia juego con las candongas que había sacado de su bolso momentos antes de salir de su casa, era de color plata y le colgaba hasta sus senos, tenía unos detalles en azul que lo hacían ver muy lindo y a pesar de ser muy hermoso Lía no habría considerado usarlo hasta que su amiga lo saco de sus cosas y se lo puso sin siquiera preguntar si le gustaba, esperando un gracias y ni un solo reproche, respuesta que recibió satisfactoriamente pues Lía no se quejo.

Daniela si era amante de estar arreglada, le encantaba verse bien por lo que siempre se maquillaba y se vestía muy femenina, usaba perfumes muy costosos y accesorios muy bonitos, ese día vestía una falda con colores rosa y blanco, una blusa violeta y unos aretes largos, unas sandalias color plata de tacón y por ultimo su perfume favorito.

En el aeropuerto esperaron a que salieran sus maletas, siempre era demorado parecía que los encargados de desempacarlas se distrajeran viéndolas o contando chistes, pero siempre había una larga espera por el equipaje que muchas veces se tornaba en preocupación por saber si se habría perdido o si se fue en el vuelo equivocado, de cualquier forma las maletas siempre aparecían después de un largo tiempo de espera y aburrimiento, algo maltratadas o sucias pero llegaban relativamente bien.

Lía y Daniela tomaron sus respectivos equipajes, salieron del aeropuerto de Berlín y tomaron un taxi hacia el hotel. La ciudad era hermosa, parecía típica película en la que se asomaban por la ventana del taxi viendo toda la ciudad, así estaban Lía y Daniela, cada una en una ventana viendo la hermosa ciudad, por primera vez pisaban Berlín, todo en la ciudad era hermoso, los parques, los centros comerciales y absolutamente todo era maravilloso de la ciudad que mas habían soñado conocer las dos. La ciudad era muy grande, ya llevaban un tiempito en el taxi y aun no llegaban al hotel.

Cuando llegaron al hotel el taxista les ayudo a bajar las maletas, afortunadamente ellas hablaban un alemán básico con el cual se podían comunicar, agradecieron al taxista y entraron el equipaje al hotel, allá el botones les ayudó con el equipaje mientras ellas se registraban.

La joven que estaba a cargo de los registros hablaba español, se dieron cuenta porque cuando llegaron las dos hablaron en español esperando divertirse con la cara de los nativos alemanes, pero la recepcionista les contesto en el mismo idioma; aprovecharon esto para pedirle algún guía que las orientara en los lugares turísticos que había por conocer, también le pidieron una habitación con una vista excelente, se hicieron amigas de la recepcionista pues descubrieron que también era colombiana y entre colombianas se entendieron.

La joven se llamaba Stephany, debía usar siempre un uniforme color violeta, con una placa al lado izquierdo que tenía su nombre completo y su ocupación en el hotel, el pantalón también era color violeta y tenía unos tacones altos que la hacían ver esbelta, era una mujer muy bonita, sus ojos eran grandes y expresivos, cejas pobladas que reafirmaban la expresión de sus ojos, un perfil delgado y delicado, y su cuerpo igualmente delgado; era muy amable, hacía un buen tiempo no tenía la oportunidad de relacionarse con colombianos, a pesar de ver muchos latinos constantemente, casi siempre eran mexicanos, brasileños o argentinos, ricos que creían que por estar en un país tan desarrollado eran personas que merecían un trato diferente y eran más que el resto de latinos, Stephany debía ser muy amable con todos, pero esto no significaba que todos le cayeran bien.

La joven les entregó la tarjeta de una de las mejores habitaciones del hotel, tenía una excelente vista y dos camas dobles, una para cada una, llamó a un botones que se encargara de llevarles el equipaje y ellas subieron por el ascensor hasta el piso 7, habitación número 739, apenas paro el ascensor notaron algo que debían haber notado desde que subieron en él; el ascensor no llegaba a un piso determinado, paraba entre dos pisos y estos estaban conectados por unas escaleras de subida para el piso 8 y unas de bajada para el piso 7, bajaron del ascensor y ambas guardaron comentarios por unos momentos, bajaron las escaleras y llegaron al piso 7, el botones se notaba algo encartado con todos las maletas, pero esto no sería así si el ascensor parara en cada piso como debía ser, cuando terminaron de bajar las escaleras se encontraban en el piso 7, había una placa que indicaba la dirección de las habitaciones, entre 1 y 19 estaban a la izquierda y entre 21 y 39 estaban a la derecha, según las indicaciones ellas tomaron la derecha por un pasillo oscuro y húmedo, tenía unas luces amarillas que estaban separadas por un largo espacio del techo y solo iluminaban un pequeño espacio a la redonda que permitía ver algunas humedades que deterioraban poco a poco el techo, dejando a su paso unas manchas negras con aspecto de hongos, allí se desprendían eventualmente pequeñas gotas de agua que caían al suelo de baldosas negras con aspecto de piedra preciosa, el asombro de Lía y Daniela cada vez se hacía mayor mientras el botones les decía que continuaran pues la habitación estaba unas puertas mas allá, siguieron y siguieron, hasta que llegaron al final del pasillo, allí en una puerta sudorosa, hacia mucho frio y ambas a pesar de estar abrigadas sentían las bajas temperaturas hasta sus huesos, pasaron la tarjeta por el lector que de inmediato abrió, dentro se sentía cálida la habitación, el botones entro el equipaje y detrás de él iban las dos jóvenes, el señor dejó las maletas en la primera parte de la habitación y sin siquiera decir hasta luego se retiro con una actitud algo fantasmal; en la habitación las dos jóvenes acomodaron sus cosas y llamaron a recepción para pedir un guía, les contestó Stephany, que muy amablemente les consiguió de inmediato un guía.

Mientras esperaban a que llegara el guía se sentaron un momento para descansar del largo viaje que habían tenido, prendieron la tv y tomaron algo cuando toco a la puerta el guía, era un hombre alto, de ojos azules, pelo oscuro y piel blanca, impactante a primera vista, hablaba bien español, así que fue una perfecta elección por parte de Stephany, se presentó formalmente y les dijo que empezarían su recorrido inmediatamente.

XIV. El recorrido

Lía y Daniela se quedarían en Alemania solo por cinco días, ambas tenían cosas por hacer en Colombia y debían regresar pronto, el guía comprendiendo esto decidió hacerles un tour rápido que les permitiera conocer los lugares más hermosos del país.

En recepción se despidieron de Stephany y salieron en un auto muy lindo a hacer un recorrido a los principales lugares de Berlín, el guía era muy amable, las llevo a varios centros comerciales pero lo más importante es que las llevo a los centros culturales más hermosos de todos, Lía y Daniela la estaban pasando realmente bien, los cinco días fueron excelentes; en las mañanas había un desayuno delicioso, tenían gran variedad de alimentos, al almuerzo había carnes de todo tipo y en salsas deliciosas, ponían postres deliciosos y bebidas, las comidas eran a la carta y eran igualmente deliciosas.

Era curioso que teniendo todas estas cosas los pasillos fueran tan diferentes, húmedos, oscuros y en mal estado, pero a pesar de esto las dos jóvenes pasaron un tiempo muy agradable allá.

Cada día había historias nuevas para contar y para recordar, los cinco días se sintieron muy cortos para una ciudad tan grande y con tantas cosas por hacer, las iglesias góticas fueron unos de los destinos que más les gustaron.

XV. De regreso:

De vuelta a Colombia salió todo perfecto en el vuelo, partieron con nostalgia de Alemania, se despidieron de Stephany y del guía, se hicieron buenos amigos de los dos, al aeropuerto las acompaño el guía, quien no se les despegó ni un minuto desde que llegaron, se encariñaron mucho y él no quería que les fuera a pasar algo. En el aeropuerto se despidieron antes de subir al avión, de regreso a su país de origen.

Ambas la pasaron genial, en el avión se rieron mucho recordando todo lo que les había pasado y lo que habían vivido, el vuelo de nuevo fue largo y cuando llegaron a Colombia el piloto anunció que habían llegado sin ningún contratiempo a su destino.

XVI. Continuando con los planes:

De llegada en Colombia Lía se despidió de Daniela, ambas debían continuar con sus vidas después de ese “paseíto” regresaron a casa con sus familias y con su monotonía.

Lía se encontró con su madre y su novio, estaba muy contenta de poderlos ver de nuevo y mas aún después de pasar por esa perturbación en el avión hacia Alemania que la había dejado un tiempo inconsciente, fue una experiencia que tal vez le ayudó a valorar un poco mas su vida, pensamiento que la llevó o mas bien la obligó a ejecutar su plan inicial lo mas pronto posible, sin retrasos ni distracciones.

Un día después de volver del viaje se encontraba dispuesta a realizar su plan, ya tenia todo planeado así que no necesitaría de mas tiempo en la labor de inteligencia, era momento de actuar; sabia que debía seguirla hasta el punto en donde caería como una rata, conociendo sus horarios y las actividades que realizaba sabía perfectamente que ese sábado ella no haría mucho, saldría con su hijo en la mañana a caminar, regresaría a medio día para su almuerzo y en la tarde saldría de nuevo, pero esta vez sola, su hijo debía estudiar en la tarde por lo que no le quedaba mas opción que capturarla después del almuerzo.

Se preparó desde la mañana, apenas salió de la ducha y comió algo, recordó que debía buscar un envase con formol, lo utilizaría para dormir a su victima sin mucho ruido; ella solía caminar entre media hora y una completa, y siempre pasaba por dos sectores, uno muy conocido y poblado, con personas caminando constantemente y otro sector que era cercano a un bosque viejo y algo abandonado, siempre estaba solitario y lo único que se veía pasar eran gatos y uno que otro perro persiguiéndolo.

A medio día Lía se encontraba en su apartamento, lista para salir a capturar a esa mujer, pero primero almorzó, apenas tomo el último bocado metió en su bolso el envase con formol, ya había empacado las otras cosas que necesitaba, así que podría salir de inmediato. Cogió las llaves de su carro y salió, debía recorrer cierta distancia pues ya no era la vecina de esa mujer a quien tanto odiaba, en el auto preparo un pañuelo con una buena cantidad de formol, y salió, no podía tardar mucho, la tarde corría rápido y los pequeños detalles debían ser precisos y bien hechos para evitar llegar a ser atrapada, tardo 10 minutos en llegar a aquel bosque viejo, la mujer no tardaría en pasar por allí, eran las 3:37pm, ella pasaría aproximadamente a las 3:45 o después.

Diez minutos después la mujer se demoraba y no se veía señal alguna, el auto estaba estacionado al lado de aquel bosque cruzando media calle y el andén, al lado de ese andén estaba el bosque, por ahí se suponía que la mujer pasaría hacía unos minutos, pero aún no pasaba, la espera en el auto se hacia aburrida así que saco su radio y metió su CD favorito, algo pesado, pero muy agradable a sus oídos, así el tiempo pasaría rápido. Dos canciones y media después se ve acercarse una silueta ancha, era ella.

Para evitar asustarla, Lía utilizo la poca psicología que conocía, espero a que pasara para no irla a asustar como a un pequeño animal, luego salió del auto silenciosamente y aprovechando que el bosque era extenso la siguió, hasta lanzar su brazo sujetándole la cabeza y cubriéndole la boca y la nariz con el pañuelo empapado de formol, la mujer era algo mayor y su gran tamaño no le permitía hacer maniobras bruscas pues su equilibrio era frágil, a pesar de que movió sus brazos en un intento desesperado por proteger su vida, el formol hizo rápido efecto y quedo inconsciente en pocos instantes.

XVII. Despertar no siempre es placentero:

Aquella mujer empezó a abrir los ojos, desde su perspectiva el paisa era confuso y atemorizante; estaba amarrada de un tronco de árbol cortado, las sogas estaban algo apretadas, hacia frio, solo se veían arboles a su alrededor y el cielo que veía amenazaba una tormenta próxima, los rayos empeoraban el paisaje y la desesperación aumentaba con la incertidumbre de no saber si había o no alguien con ella, tal vez las dos opciones eran igual de espantosas.

Inclinando su cabeza, haciendo un esfuerzo sobrehumano para su organismo vio una figura a contra luz, el cuerpo de una joven mujer sosteniendo algunos objetos extraños se hacia visible entre la espeja neblina natural del bosque, el temor selló su boca y la joven tampoco pronunciaba palabra alguna.

El cruce de miradas se hizo largo e intenso, el silencio se hacia el dueño de la conversación y solo era quebrantado por el viento que cruzaba sigilosamente entre ambas y por los arboles, la sensación de una muerte segura teñía los pensamientos de aquella mujer de una oscura y fría noche que se aproximaba, el arma de la joven aun no se distinguía, pero parecía estar con sed de sangre, lentamente se acercaba al cuerpo sobre el tronco, indefenso y cubierto únicamente por dos prendas, a pocos centímetros el arma se distinguió gracias a un pequeño rayo de sol que se escabullía entre las ramas de un árbol seco, era un cuchillo, su filo destellaba anunciando una pronta cortada, en pocos instantes la hoja toco el cuello de la mujer, la primera gota de sangre rodó por la tela de una camisa color violeta y resbaló hasta chocar en una de las miles de hojas que en piso había muertas, lentamente la sangre corría con mayor rapidez, el pánico se apodero de la victima y no le permitió moverse.

Las pupilas de Lía estaban totalmente dilatadas, el éxtasis de una muerte planeada le generaba un sabor dulce, el panorama era algo oscuro, la niebla atrapaba gran parte de la poca luz que había, el viento era frio y rápido y repentinamente las imágenes que ella percibía empezaron a deformarse, el cuerpo de la mujer se fusionaba con el tronco que la sostenía en un sádico ritual de sacrificio, la luz se mezclaba con las sombras y todo se apagó.

La luz de una pequeña linterna se empezaba a hacer visible, las imágenes se veían borrosas pero aclaraban con cada parpadeo, la cara de una mujer se visualizó, tenía un uniforme poco común, una blusa color abana que entraba en una falda entubada, era el aspecto de una azafata, poco a poco las voces se oían, ella decía:

- Señorita, trate de despertar.

Repetidamente los ruegos se escuchaban, en poco tiempo Lía despertó totalmente, a su lado estaba su amiga Daniela, se encontraban en un avión, las explicaciones hacían aun más confuso lo que sucedía, acababan de pasar una fuerte turbulencia, el avión giró bruscamente y la cabeza de Lía se golpeó y quedo inconsciente, estaban volando hacia Alemania…

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